En Chiapas, 10% de musulmanes mexicanos

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Hace 20 años llegó al estado el primer imán islamita. Hoy la comunidad cuenta con 500 fieles, 10% de los que se calcula hay en México.

Eran los inicios de 1995 cuando Salvador López López, recién llegado de San Juan Chamula, conoció en un mercado de San Cristóbal al españoñol Aureliano Pérez Iruela, mejor conocido como el emir Nafia.

Enviado del Movimiento Mundial Murabitum(MMM), Nafia llegó a Chiapas en 1994, contagiado por la rebelión zapatista, con el propósito de difundir la doctrina del profeta Mahoma entre los indios; en menos de dos años consiguió congregar hasta 300 tzotziles que llegaron a vivir en comunidad.

Aureliano le habló a Salvador del Islam, “como la doctrina verdadera”, pero éste se rehusaba aceptarla, sobre todo cuando sus amigos le decían: “Mejor déjalo”, “no sabes qué es”, “no vas a entender nada”. Un día el español llegó al mercado para suplicarle a López López que no desistiera.

Un mes después Salvador había tomado la shahada, la profesión de fe islámica, y se convirtió en el primer indígena en Chiapas, y quizá en México, en convertirse al Islam. A partir de ese momento adoptó el alias de Mohammad Amín.

Domingo López Ángel fue el segundo converso, quien llegó a dirigir a miles de evangélicos expulsados de San Juan Chamula y ocupó una curul en el Congreso estatal por el PRD.

A 20 años de la llegada de Aureliano Pérez Iruela a esta localidad chiapaneca, son tres los grupos de islamitas que se extienden por las colonias Ojo de Agua, Molino de los Arcos, La Esperanza y La Hormiga, asentamientos con miles de indígenas tzotziles que fueron expulsados de San Juan Chamula, por ser mayoritariamente protestantes de corte pentecostal.

Labor en expansión

Los islamitas parecen tener un proyecto de largo aliento y se preparan con la construcción de dos mezquitas; la primera de la Misión para el Da’wa, que se erige en la colonia Ojo de Agua, con un avance estimado de 70%, que podría estar terminada a finales de este año.

La obra cuenta con un alminar de 17 metros, visible desde más de tres kilómetros de distancia, desde donde se hará el llamado a la adhan azán (oración), cinco veces al día.

A mil 500 metros de distancia, en la colonia Molino de los Arcos, 15 familias están a unos días de inaugurar su mezquita, la cual contrasta con las chozas de madera y techos de lámina que están frente a la reserva Pellizzi, invadida por indígenas desde 1994, en la prolongación de la avenida Pinabeto.

Este grupo de 15 familias, se desligó del emir Aureliano Pérez Iruela, en 2000, y contactó a los miembros de la comunidad Al-Qautar, vinculada al Centro Cultural Islámico de México, que fundó Omar Weston, lo que le permitió fortalecerse y extenderse.

Juan Gómez, Yahia, una de las cabezas del grupo, dice que en unos días más inaugurarán la mezquita, la cual se construye desde febrero de 2001, un año después de que se desligaron de los españoles.

Esta ummah (comunidad) hizo alianzas con Manuel Gómez Chechev (Mohamed), de 62 años de edad, cuyo hijo mayor es Manuel Gómez (Ibrahim), de 33 años, casado con la hija del español Esteban López (Hayy Idris), Yanna.

Primera generación

En la casa de los Chechev, que se ubica en el Ojo de Agua, donde en las paredes cuelga una foto de Manuel Caxlán, frente donde los españoles construyen su mezquita, funciona una incipiente madrassah (escuela religiosa) con una veintena de niños que ya hablan y leen el Corán en árabe.

Uno de los maestros de la madrassah es Anastasio Gómez, conocido como Mustafa, que enseña a los niños a leer los versos del Corán. Estos niños son la primera generación de musulmanes que dominan árabe, tzotzil y español.

Ibrahim regresó de España hace unos meses, pero la intención es que se convierta en el imán del grupo, ya que hizo estudios durante cinco años en la mezquita de Granada, pero también viajó a Alemania, Inglaterra, Marruecos, Argelia, Sudáfrica y a La Meca.

Yahia con los Chechev, son primos y están decididos en impulsar la ummah y mandar al menos dos jóvenes más a Medina, en Arabia Saudí, y Marruecos, con el propósito de que se preparen y puedan ser maestros de los niños en la m’sid (escuela coránica), enseñar a realizar las abluciones, rezar, leer y escribir en árabe, pero también resolver dudas de los fieles. “Dios quiera que se preparen bien esos muchachos”, pide.

En estos 19 años, Yahia ha tenido dudas para entender algunos versos del Corán, por lo que en algunas ocasiones telefonea a la ciudad de México para consultar con líderes de la mezquita, que se ubica en Bosques de Aragón. “A ellos les pido consejos cuando se me dificulta comprender algunos versos del Corán, porque ahora sólo puedo leer en español; en árabe no, porque es muy difícil”.

Gracias a que los miembros de la ummah de Bosques de Aragón le han orientado, Yahia, se ha ubicado en el estudio correcto de esta religión, “pues se sabe que hay muchas sectas dentro del propio Islam”.

Manuel Gómez tomó la shahada a los 20 años, después de haber sido llevado casi a la fuerza a la iglesia del Séptimo Día, cada sábado, hasta que cumplió los 17 años, pero en 1995, conoció a los españoles que predicaban el Islam y su vida tomó otro giro.

Lo que más le gustó del Islam es que se adora a un solo Dios y cuando se convirtió en islamita dejó de consumir alcohol, carne de cerdo, sangre de animales y empezó a orar las cinco veces al día.

Algunos de sus conocidos, cuando se enteran que es musulmán, le preguntan si esa religión es nueva, pero él les dice que en número supera a los católicos de todo el mundo.

En esta localidad, muchos de los islamitas son taxistas, albañiles, panaderos, carpinteros y comerciantes en el mercado, que al momento de realizar el salat (rezo islámico), no se inmutan en tender un tapete y postrarse hacia La Meca.

Desde que el grupo de 300 tzotziles se separó de los españoles, sólo Yahia ha hecho el hajj (peregrinar a La Meca), “con la ayuda que Dios me dio y con el apoyo de algunos hermanos”. Antes del año 2000 viajó con una veintena de fieles a la región de Hiyaz, en Arabia Saudita, para visitar La Meca, con el auspició del emir Nafia.

Los tzotziles que viven en las colonias Molino de los Arcos y Nueva Esperanza, hasta hace un par de años realizaban el salat en una galera de paredes de block y lámina, pero a casi dos décadas de que este grupo conocido como Al–Qautar se separó del emir Nafia, está a unos días de inaugurar su mezquita.

A punto de estrenar

Salvador López López dejará de usar una construcción de madera que levantó frente a su casa y que la usó como mezquita y donde aún se puede leer en la fachada: “Dios es Alá y el libro de la fe es el Corán. El camino es el Islam”.

La nueva mezquita que fue construida frente la reserva Pellizzi tiene una espacio de 10 por cinco metros para realizar el salat; en la entrada hay un área de lavatorios de pies, manos y oídos y una sala especial para realizar el wudu (la ablución).

“Ahorita en la mezquita lo único que nos hace falta son las ventanas, los cristales, las puertas y un poco de pintura y estará lista”, afirma el musulmán que está al pendiente de cada detalle del edificio de lo que será la primera mezquita que empezará a funcionar en esta localidad a casi dos décadas haber llegado el emir Nafia a Chiapas.

Hasta hace tres años, el emir Mudar, de origen sirio, era parte de la ummah a la que pertenece Yahia, pero decidió separarse y fundar su propia comunidad en una casa de la Avenida Tlaxcala numero 30, en la colonia La Hormiga.

No se conoce el número exacto de fieles que siguen a Mudar, pero se calcula que son 15 familias, muchos de ellos eran niños cuando Nafia llegó a Chiapas y que vivieron congregados con sus padres en la Misión para el Da’wa.

En dos ocasiones este reportero buscó al emir, pero en la primera uno de los integrantes del grupo se concretó a proporcionar el número telefónico de Mudar (sin embargo, éste nunca respondió) y en la segunda, un joven cerró la puerta de la casa, al decir: “a nosotros no nos interesan los reporteros”.

El investigador Gaspar Morquecho Escamilla dio a conocer que el emir Mudar construye una tercer mezquita en las cercanías de la colonia San Martín, en la vía que va a San Juan Chamula, pero no se pudo conocer el lugar exacto, pese a que se pidió ayuda de los vecinos del área.

Casi dos décadas se cumplirán desde que Salvador López López y Domingo López Ángel se convirtieron en islamitas, y son ya tres los grupos con presencia en esta localidad, con un fallido intento en Comitán, donde nunca prosperó esta religión.

Los grupos de musulmanes en esta localidad crecen de manera exponencial, por el amplio número de hijos que tienen, como el caso de Salvador que en conjunto con las dos esposas que tiene, llegan a sumar 17 miembros que son parte de la ummah de Molino de los Arcos.

Fieles de Indonesia, Malasia, Francia, Siria, Egipto, Palestina, Nigeria, India, Pakistán, Inglaterra, España, Estados Unidos y otros países, siguen llegado a Chiapas, para conocer los chamulas musulmanes que representan ya casi el 10 por ciento de los cinco mil musulmanes que hay en México.

“Yo seguiré siendo musulmán, porque desde el inicio me gustó como se practica. Aquí no se adora a Dios como lo hacen otras religiones, que lo pueden hacer sentado o acostado; aquí hay que lavarse y cambiarse de ropa. Eso es lo que me gusta”, explica convencido Mohamad Amín.