Partido Verde y Morena, amigos y rivales

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Mario Maldonado/El Universal

En lo que se perfila como un reacomodo de fuerzas políticas, el Partido Verde Ecologista de México podría quedar en la orfandad, por lo menos en lo que se refiere a Morena y a su relación con el grupo en el poder, esperando —como lo ha hecho en el pasado— a encontrar nuevos aliados o bien nuevas fuentes de financiamiento.

El perfil acomodaticio de este instituto político nunca fue del agrado del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero su utilidad fue más que evidente en 2017, cuando sus escasos puntos porcentuales dieron la victoria en el Estado de México a Alfredo del Mazo, quien “de panzazo” ganó en la contienda por la gubernatura a Delfina Gómez.

 

Desde entonces, el PVEM se convirtió en un partido satélite de Morena, aun con todas esas prácticas que lastimaban la democracia y que fueron denunciadas en su momento por López Obrador, aunque después fueron aprovechadas para pavimentar camino a Palacio Nacional y para impulsar principalmente sus iniciativas de ley en las Cámaras.

La relación de conveniencia parecía caminar a la perfección, hasta que se apareció literalmente un “duende”, aquel que modificó el Plan B de la Reforma Electoral para incorporar elementos que beneficiaban a los partidos pequeños y garantizaban su subsistencia, perpetuando ese derroche de recursos del sistema electoral que tanto critica el tabasqueño.

Con el manotazo sobre la mesa de AMLO para eliminar esas modificaciones las cosas cambiaron radicalmente y la cercanía del Verde con Morena empieza a ser cosa del pasado. Habría que ver qué sucede en Coahuila y en el Edomex, donde el partido satélite asegura que competirá por su propia cuenta.

 

También es revelador sobre este divorcio entre el Verde y la 4T el escenario que se palpa en la CDMX, donde los movimientos y el abandono que el ecologista empieza a percibir de Claudia Sheinbaum los ha llevado literalmente hasta los golpes, como se vio con su líder en el Congreso local, Jesús Sesma, quien no pudo soportar la nueva relación de la jefa de Gobierno con el perredista Jorge Gaviño.

Resulta que Gaviño, el director del Metro durante la administración de Miguel Ángel Mancera y uno de los principales críticos de la caída de la Línea 12, se integrará como Miembro del Consejo Consultivo de la actual administración de este sistema de transporte, a invitación de la propia Sheinbaum.

Con el fichaje, la aspirante a la presidencia suma a su equipo a un personaje de peso, el mismo que le ganó con el PRD el Distrito VI de la alcaldía Gustavo A. Madero, en el que compitió por Morena la esposa del alcalde Francisco Chiguil. La GAM es sin duda importante, toda vez que es el segundo padrón más grande de la ciudad, después de Iztapalapa.

De haberse mantenido bajo el cobijo de la alianza PRI-PAN-PRD, Gaviño podía haber ganado su distrito y con ello consumado la derrota de Morena en la CDMX. Pero Sheinbaum se adelantó a los pronósticos y se allegó a un enemigo confeso de Marcelo Ebrard, a quien acusa de ser el principal responsable de la tragedia de la línea dorada.

Las nuevas de alianzas de Morena, y de sus principales liderazgos rumbo al 2024, están muy lejos y confrontadas con el PVEM. Así que las huestes que responden o respondían a Jorge Emilio González buscan un nuevo patrocinador. En San Luis Potosí levantan la mano, aunque no precisamente como una gran fuerza política, pero sí como un poder fáctico.

Posdata: Tras la derrota de Morena por imponer a Natalia Téllez como nueva presidenta del Tribunal Federal de Justicia Administrativa, el voto decisivo para ese encargo será entre Julián Olivas y Guillermo Valls. Se juegan la vida con los procesos fiscales, anticorrupción y más.