Casimiro Romeo Zárate, guardián de la salud infantil en Oaxaca

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Con 35 años de vida profesional al cuidado de la salud de las niñas y niños más desprotegidos, el médico Casimiro Romeo Zárate Aspiros, oaxaqueño de nacimiento, lucha contra reloj todos los días al enfrentar a la muerte en el área de Urgencias Pediátricas del Hospital General “Doctor Aurelio Valdivieso”.

Este Centro Médico que lo formó como profesional en pediatría, se ha convertido en su segundo hogar, en donde ha confirmado su pasión por la medicina; recinto que lo ha hecho vivir momentos inolvidables, emotivos, duros, pero también esperanzadores, relató el especialista.

Con una larga trayectoria, logros y una decena de artículos e investigaciones publicadas, acuñados en sus 63 años de edad, también ha sido pionero en la materia, ya que refirió que fue el primer residente egresado en esta especialidad en el Hospital Civil; desde 1990 a la fecha es profesor titular del Posgrado de Pediatría, además actualmente es el jefe del Servicio de Urgencias Pediátricas en este nosocomio, comprometido con la enseñanza médica ha compartido sus conocimientos a 32 generaciones de estudiantes.

Tras la dura experiencia del fallecimiento de su esposa, se ha dedicado al cuidado de sus tres hijos; “como médico es fundamental la empatía y comprender el dolor y la angustia de las familias cuando ingresan sus hijos a urgencias, nuestra responsabilidad como médicos es informar verazmente, con sensibilidad, con respeto, pero siempre de manera profesional la situación del paciente”, mencionó el también egresado de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO).

Su cercanía con sus pacientes, su forma de comunicar, los conocimientos y comprometida entrega, son méritos que lo han catapultado a la lista de pediatras más valorados del hospital emblemático de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), siendo invitado en varias ocasiones como ponente en congresos nacionales e internacionales.

Enfatizó que ser pediatra le ha dado grandes satisfacciones, sin embargo, ha tenido muchos momentos de desesperación e impotencia, “en esta época, muchos de los colegas nos hemos enfrentado a enfermedades muy raras, que requieren procedimientos muy sofisticados, difíciles de adquirir, pero a pesar de estos desafíos buscamos la manera de lograr salvar la vida de las y los infantes”, señaló el oaxaqueño.

Precisó que la pandemia trajo para las y los profesionales de la medicina momentos muy duros, de temor y gran incertidumbre, frenando la vida tal como se conocía.

“El hospital se blindó de medidas sanitarias, todos los días era enfrentarse a una guerra, en lugar de armas llevábamos cubrebocas y caretas, durante las consultas nos sofocábamos, y caminábamos en un desconcierto general, pero nuestra labor era indispensable, aunque la principal presa del COVID-19 no eran las y los niños, desafortunadamente varios menores perdieron la vida a causa de este virus, y era imposible hacerse impermeable a tales perdidas”, describió con nostalgia.

En los momentos más complicados de la pandemia, con el sistema de salud sobrepasado y los colegas al límite, su vocación de servicio no se limitó, sin embargo, enfatizó que actualmente la sociedad está enfrentando otra emergencia, “el COVID-19 tuvo un impacto emocional, preocupante en la población infantil y adolescente, hay un incremento en suicidios, depresión y ansiedad”, advirtió.

Uno de los casos que le ha dejado huella al especialista, fue atender a una paciente de 10 años con diagnóstico de intoxicación por medicamentos, quien había dejado una carta de despedida a sus padres, “es necesario cuidar en las nuevas generaciones la salud mental, integrar a las familias, fomentar el ejercicio y actividades saludables”, resaltó.

Para finalizar, destacó que ver sonreír a un menor y que sea dado de alta, es su mayor satisfacción “ahí es cuando no importan los sacrificios, es la razón de ser de un médico”, dijo.

En este sentido, y en el marco del Día Nacional de la y el Médico, que se celebra cada 23 de octubre, los SSO reconocen la labor humanista, comprometida de todas y todos los profesionales de medicina, quienes desde sus diferentes trincheras velan por el bienestar de las familias en la entidad, principalmente de quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad.