Para todo mal, mezcal; para todo bien, también

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“Para todo mal, mezcal; para todo bien, también… y si no hay remedio: litro y medio”. Así dice el famoso dicho que se ha vuelto tan popular como la misma bebida, que cada vez gana más adeptos alrededor del mundo. El mezcal se ha convertido en uno de los productos más icónicos de México, por su calidad artesanal y su variedad de presentaciones. Detrás de esta bebida que muchos toman con sal de gusano y rebanadas de naranja, hay historias fascinantes que lo acompañan.

El mezcal Cómplice fue inspirado en el carácter de sus creadores, en la búsqueda de un toque distintivo, propio de un agave noble que ha alcanzado la cúspide de su madurez en el momento exacto. Detrás de su sabor, de sus reconocimientos y del diseño de su etiqueta, hay una gran historia.

Cuenta la leyenda que en Oaxaca abía un maestro mezcalero legendario que podía capturar la esencia de una persona en las gotas del mezcal, y que había un hombre decidido a encontrarlo. En su búsqueda, el hombre llegó al Cerro de nueve puntas, en San Dionisio Ocotepec, donde una hermosa mujer vestida de blanco le propuso llevarlo con el maestro, sólo si se atrevía a seguirla. Atravesaron un campo de agaves silvestres, con espinas que se hacían cada vez más grandes y el camino se complicaba, y fue cuando el hombre se dio cuenta de que seguía a la Matlazihua, un espectro que seduce a los hombres y los lleva a su perdición.

A pesar de todo, la siguió hasta llegar a un yermo, donde la mujer se desvaneció y en su lugar apareció una figura en el umbral de una casa: era el maestro mezcalero. El maestro le reveló sus secretos y así nació una complicidad mutua: cada vez que uno de los descendientes del hombre encontrara al maestro, éste le enseñaría a capturar la esencia de una persona en el mezcal a cambio de mantener el secreto en familia. Es así como miembros de generaciones han mantenido el secreto del sabor inigualable de Mezcal Cómplice.

El mezcal Cómplice de Aventura ha obtenido los reconocimientos Plata en SIP Awards 2017, y Plata en San Francisco World Spirits Competition 2017. Después de un crecimiento de 10 años, los agaves espadín son cortados para extraer la piña, se lleva a horno de piedra y piedra de río, se muele en molino tradicional de thaona tirada por caballo, se lleva a una doble destilación en alambique de acero inoxidable y cobre.

Este mezcal joven y blanco, es una delicia cristalina de sabores cítricos y frutales, con aromas ligeramente ahumados, con notas herbales y minerales. No hay mejor compañero para la comida mexicana, carnes blancas, chapulines, queso de cabra, antojitos mexicanos o platillos condimentados, que este mezcal con una esencia única.

Su sabor puro, definido por la naturaleza del agave espadín, ligeramente ahumado por su proceso perfecto y equilibrado, producen un mezcal de alta calidad, poco agresivo, con tonos frutales intensos y una terminación persistente que ilumina el paladar y propicia el deseo de emociones.

Con información de Vinetur.com