La Jornada
Si hay odio, violencia y agresión al interior de la familia, “estamos fallándole a nuestra vocación”, porque los hijos desarrollarán heridas que los harán agresivos, violentos y “sin respeto a la dignidad humana”, afirmó el arzobispo primado de México, Carlos Aguiar Retes.
En la misa dominical celebrada en la Basílica de Guadalupe, en la que se implementaron las medidas para evitar la propagación del Covid-19, entre ellas, la comunión se entregó en la mano y el saludo de paz se dio a través de una breve inclinación de la cabeza; el cardenal Aguiar Retes también destacó que el individualismo, el subjetivismo y el relativismo son dinamismos sociales que se tienen que reencauzar.
En la homilía, resaltó que la familia “es la que al generar la vida facilita el ambiente interno para que el ser que nace experimente ser amado, porque si no es muy difícil aprender a amar”. Si ésta cumple su misión, “las otras instituciones que están para servir al hombre, para servir a la sociedad como la escuela, facilitaremos ese aprendizaje de lo que debemos y cómo debemos actuar en nuestra conducta social”.
Añadió que estos replanteamientos “son muy propicios sobre todo lo que estamos viendo en la sociedad de los feminicidios, de la muerte a la mujer por violencia, que son incomprensibles”.
Al respecto, en la editorial que publica la Arquidiócesis de México se hace un llamado a escuchar el reclamo de las mujeres “que nos pide cambiar la violenta realidad que las agrede, que nos exige reflexionar desde nuestro corazón y que nos llama a trabajar por ellas y hacer todo lo necesario para reconocer el valor que tienen, y para que estén siempre seguras y protegidas, y nunca más acosadas o devaluadas.
“Hacemos votos para que este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, sea un impulso para subrayar la dignidad de la mujer, para escuchar su reclamo, defender el ejercicio pleno de su libertad de expresión y de manifestación contra la injusticia y en defensa de su propia vida”, expuso.
