La nueva vida de Yalitza Aparicio

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Es aclamada por la crítica por su actuación en Roma, la película de Alfonso Cuarón, y la revista Time la ha elegido como la mejor actriz del 2018. Sin embargo, Yalitza Aparicio recibe insultos racistas de sus paisanos mexicanos.

En silencio, una mujer lava con agua de jabón las losetas del recibidor de una quinta que han sido ensuciadas con caca de perro; en otra escena la mujer acaricia con susurros el sueño de los niños que cuida; en otra, asiente con vergüenza infantil cuando le preguntan si está embarazada.

Esa mujer es Cleo, la empleada doméstica de una familia acomodada del México de los años setenta, y a través de sus ojos veremos Roma (2018), la película del director mexicano y ganador de un Oscar, Alfonso Cuarón, narrada a partir de los fragmentos de su infancia, que fue premiada hace poco con un León de Oro en el último festival de cine de Venecia.

Ese gesto de resignación contemplativo que retrata la esencia de Cleo le pertenece a la mexicana Yalitza Aparicio, una profesora de educación inicial que hace un año era una desconocida para la crítica de cine y ahora se ha convertido en una revelación de la alfombra roja.

Hace poco fue premiada con los Hollywood Film Awards y la revista Time ha considerado su actuación como la mejor del 2018, por encima de las apariciones de Lady Gaga en A Star Is Born o Rami Malek en Bohemian Rhapsody.

“Es el corazón de la película”, se lee sobre ella en las reseñas. Nunca antes, esta muchacha de 25 años, natural de Oaxaca, México, recibió tanta atención: tiene una traductora de idiomas que la acompaña a tiempo completo y es asediada por periodistas que quieren saber todo sobre su vida antes de convertirse en Cleo.

Pero hace un año, la vida de la novel actriz no estaba tan llena de los mimos que concede la fama, mucho menos pensaba que actuaría en una película.

Hija de indígenas mixtecas –población segregada mexicana–, su madre era una empleada doméstica mal pagada, y ella calculaba su futuro en función al empleo que podría obtener con su título de docente para pagar un piso más espacioso para su familia en Ciudad de México.

Su cotidianidad estaba muy lejos de las cámaras y los platós. No había oído hablar de Cuarón, no sabía que era un director paisano suyo que triunfaba en el extranjero y que había rodado dieciocho películas. Tampoco lo había visto, así es que, a horas de pasar las últimas pruebas del casting, buscó su nombre en Google para saber cómo era y la anécdota que sigue la ha contado varias veces: “No lo reconocí, era más delgado y joven que en las fotos. Le dije a mi mamá: vámonos porque quién sabe a qué nos trajeron. Tenía temor por los secuestros”, contó Yalitza.

Cuando le dio el “sí” a Cuarón para encarnar a su nana Libo, su vida dio un vuelco, ya no sería una desconocida, pero no a todos sus paisanos les ha caído bien su éxito.

Racismo infame
Mientras fuera de México Yalitza es halagada por su actuación, y actores oscareados como Tom Hanks se acercan a ella para saludarla y felicitarla, en su país la actriz fue blanco de insultos racistas y clasistas en las redes sociales, a partir de una sesión de fotos que hizo junto a su coprotagonista, la también mexicana Marina de Tavira, para la revista Vanity Fair.

A una larga lista de usuarios de las redes no les vino bien que una mujer de color cobrizo y ojos achinados, de origen indígena como Yalitza, posara vestida con ropa de marcas como Gucci, Prada y Louis Vuitton.

La llamaron “mona”, “chacha”, “india”.

¿Por qué tanto odio?, se preguntaron los medios mexicanos. Y es que, así como en el Perú, en México los más conservadores aún piensan que solo la gente blanca y rica es digna de salir en la portada de una revista de moda, y que los indígenas y de clase trabajadora como Yalitza, no.

¿Habría pasado lo mismo si Salma Hayek o Sofía Vergara, mexicanas como ella, hubiesen posado para esas marcas?

Con palabras sencillas, Yalitza, quien nunca tuvo en sus planes ser actriz, respondió a las ofensas: “Yo solamente he tomado los comentarios buenos; esos son los que te van a fortalecer. Y, exactamente, dentro de la película se da el mensaje de ‘no discriminación’, pero es algo que no se cambia de la noche a la mañana”. Hay que ver la actuación de Aparicio en las salas de cine –la película ya se ha estrenado en el país– y descubrir por qué ha sido tan premiada.