Isonomía: Jueves negro en  bolsa de valores; la sensible piel de los banqueros

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Alberto Alonso Criollo

Tuvimos el día jueves 8 de octubre,  una  reacción estruendosa y muy probablemente artificial,  de los mercados financieros en la bolsa mexicana de valores a  la iniciativa presentada por Morena en el senado que prohíbe el cobro de  15 comisiones excesivas de los bancos. Lo ocurrido deja ver la piel delicada de un sistema financiero en México,  en poder  de extranjeros  que se articula  como una pieza crucial,  en el sistema de dominio y despojo en México.

El sistema bancario en México,  dominado plenamente por empresas extranjeras, da cuenta  de las debilidades extremas  de nuestra economía,   que han sido generada en nuestro país por  la política entreguista  de los  gobiernos neoliberales, cuya secuencia apenas se está poniendo fin.  Acostumbrados al privilegio excesivo y la permisividad del estado; los bancos expolian la riqueza privada y no son un factor de desarrollo del país.

Obviamente la investigación sobre el  funcionamiento abusivo de los bancos  que se relaciona con la cotidianidad de millones de ciudadanos    permitiría ver su responsabilidad en los incipientes indicadores de desarrollo, incluidos  los grandes problemas de desigualdad en nuestro país.  Sin exageraciones, la moderación del sistema bancario es imprescindible para  generar condiciones de desarrollo económico y social.

En rigor,  la prohibición sobre el cobro de comisiones debía de incluir  sanciones severas sobre esas prácticas abusivas de los bancos y otras  entidades financieras como las compañías de seguros que igualmente tienen un espacio de actuación demasiado amplio que da lugar a prácticas igual de  abusivas. No es exagerado lo que  el diputado  Monreal  sostiene: “el sistema bancario se sostienen como un régimen de abusos contra los cuentahabientes.”

Esa situación de privilegio  de la banca  en México  se ha desarrollado gracias a las complicidades con el poder público; resulta trascendental que el nuevo gobierno, modere esos excesos. Sin embargo no puede desconocerse que tendrá que hacerlo con prudencia e inteligencia política. Por un lado está claro  que el nuevo gobierno debe tomar cartas en el asunto; por el otro,  hay que tener en cuenta el estrecho espacio de maniobra que se tiene.

Importantísimo tener en cuenta lo que los grupos del poder económico, incluidos los dueños de los bancos y el capital financiero, nos está diciendo, no solo al gobierno,   sino a todos los mexicanos que  con la banca no se juega.    Los mexicanos deberíamos contestar  con un gran debate nacional que desnude el problema; que señale  puntualmente los excesos y que establezca argumentos legítimos  que obligue a la moderación de los bancos.

Por supuesto que  el nuevo gobierno debe tener claro que hay muchas tareas pendientes y que existen las condiciones políticas para empujar con determinación el Proyecto de Transformación; desde fortalecer el sistema bancario desde una óptica nacionalista hasta generar el capital organizativo que no deje duda sobre el apoyo popular  al nuevo gobierno.

Es un tema de estado que no puede omitirse.