Isonomía: Desafíos de Morena; los preparativos para el 2018

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Alberto Alonso Criollo.

El gran proyecto de Morena y la circunstancialidad de su máximo liderazgo,  marcan sus grandes fortalezas;  un  bajo nivel de profesionalismo y de   institucionalidad; además de  las urgencias de las pragmáticas luchas  por el poder  y por el control del partido expresan  sus debilidades.

En  la variable positiva que genera  el soporte, la motricidad del proyecto,  se articula el fenómeno histórico de un liderazgo sustentado en un cuerpo programático  y doctrinario de enorme potencia. Ese proyecto tiene  el indudable valor de dar respuesta a la  crisis histórica del sistema de dominio en nuestro país en un contexto de  hartazgo de la sociedad.

En la vertiente  que empieza a generar vulnerabilidad están los rezagos en materia de eficiencia organizacional y solidez institucional. Finalmente el Partido es una entidad que debía ser construida en base a la eficiencia   para la competencia política y es al mismo tiempo, es    una  institución   de interés público que declara como su objetivo  la consolidación de la democracia  y la transformación del país.

Entonces no hay vuelta de hoja  y la conclusión es simple. El liderazgo y el proyecto necesitan que no renquee la capacidad organizativa  y que  el partido no solo exprese sino demuestre en la práctica,  lo que le distingue  de las otras opciones políticas. Es en la  las prácticas en donde  se ve  realmente el grado de compromiso con  el mérito democrático y no por  la simulación o el engaño. ¡No más de lo mismo!

Entonces las  luchas  por el poder interno tienen que subordinarse al logro de la eficiencia, vía profesionalización del partido (especialización y complejización de tareas)   sustentadas en plenitud institucional, pautas de conducta y reglas claras de participación  y de actuación que reconozca el mérito ,  la competitividad y el prestigio social de todos y cada uno de sus integrantes, incluidos  sus liderazgos.

Si todo esto es plena o medianamente cierto, queda claro que la lucha por la institucionalidad y la profesionalización del partido son cruciales para alcanzar el  proyecto de fondo que contempla la transformación del país.  No es suficiente un gran proyecto y un mejor liderazgo,  si no se cuenta con la maquinaria electoral puesta a punto con sus mejores mujeres y  hombres  al frente.   ¡No está fácil!  ¿O como la ve usted?