La “austeridad” de Angélica Rivera en el Grito de Independencia

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Aristegui Noticias.

Ciudad de México. En buena medida el problema del presidente Enrique Peña Nieto, además de él mismo por supuesto, es su esposa, quien lo ha colocado, de manera recurrente, en situaciones que nunca debieron haberse dado.

 No se le pide a la primera dama que sea inteligente- aunque no le haría mal a un mandatario o mandataria que su cónyuge tuviera un coeficiente promedio por lo menos-, que tenga una educación mínima- que tampoco le estorbaría a un mandatario- pero sí que tenga prudencia, aunque sea mínima.

Hay un buen adagio, la mujer del César no sólo debe ser, sino parecer. Aquí ni lo uno ni lo otro.

El país enfrenta un reto significativo por la contracción de la economía (por hoy no hablaré de quién es la culpa de ello, pero lo haré en otra oportunidad) y se espera un recorte histórico en el presupuesto de egresos de la federación al que está anclado el de los estados y los municipios.

Todo esto en un contexto del incremento de la pobreza, de la falta de oportunidades para buena parte de la sociedad, de restricciones a programas sociales que jugaban el papel de paliativo mínimo para la contención social.   En proyectos de investigación prácticamente no habrá presupuesto.

La ciencia y la tecnología estarán en un punto muerto este año y probablemente los próximos años también.

 La disminución de la inversión pública implicará una reducción en los contratos para cientos de empresas de las que dependen miles de trabajadores que deberán adoptar medidas para no declararse en quiebra, pero que, muy probablemente, impactará negativamente en el poder adquisitivo de los mexicanos y en sus ya bajos niveles de vida.

En ese marco contextual, ¿A quién se le ha ocurrido la conspicua nota según la cual la señora Rivera se suma a “la política de austeridad” al “reutilizar un vestido de gala color azul diseñado por el mexicano Benito Santos, el cual lució durante una cena con los Reyes de España?”?   ¡Por favor! El país está a punto de incendiarse, con una inestable paz social para que esta señora haga ese alarde de banalidad.

  ¿Cómo explicarle al presidente Peña Nieto y a su esposa que esa nota es una ofensa a la inteligencia del más modesto de los mexicanos?

  ¿Cómo decirles lo infamante que es promover como nota destacada que la señora Rivera se pondrá por segunda vez un vestido de un caro diseñador y que (no lo dice, pero es obvio) lo paga el pueblo? Y por si lo anterior no fuera poco tienen la desfachatez de vender la idea de que se va a sacrificar para “reciclar”, por una vez, un vestido de diseñador, como un “meritorio” y “loable” propósito de sumarse a la “austeridad gubernamental”.