Después de escándalo de anterior administración, llega Brena a tranquilizar el CaSa

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Por Rodrigo Islas Brito

Daniel Brena es a partir de ayer el nuevo director del Centro de las Artes de San Agustín, Etla,(CaSa) organismo cultural descentralizado de la Secretaría de las Culturas y las Artes de Oaxaca (SECULTA), dependiente del Centro Nacional de las Artes (CENART).

Lingüista, historiador de arte, articulista, Daniel Efrén Brena Wilson es desde hace poco menos de diez años hombre de las absolutas confianzas del  creador, fundador y artífice del CaSa, el pintor y caudillo cultural Francisco Benjamín López Toledo, para quien ha trabajado lo mismo desde la dirección del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), que del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo (CFMAB),  puesto en el que se desempeñó exitosamente consolidando al Centro como un lugar de acertados talleres colaborativos y exposiciones fotográficas de prestigiosos y muy necesarios fotógrafos de visión y talla mundial.

Brena llega a la dirección del CaSa después de un escándalo administrativo y ético de la anterior directora, Lourdes Báez, que le terminó costando el puesto,  pues durante unos meses estuvo dobleteando entre su asignación en el CaSa y un puesto a siete estados de distancia, de directora en una dependencia cultural en Celaya, Guanajuato, cobrando dos sueldos, al mismo tiempo, de dos diferentes administraciones.

Situación que su jefe y fundador de todo el tinglado, Francisco Toledo negó conocer desde un principio. No obstante, que según señalan algunas versiones, terminó llamando por teléfono a SECULTA para reclamar porque no le habían permitido a Báez terminar su último mes como directora, a lo que sus interlocutores de la dependencia tuvieron que recordarle al cotizado artista que lo que había hecho Baéz, podría ser considerado hasta un delito.

Fuera de estos polémicos antecedentes, la llegada de Brena a la dirección del CaSa ha sido recibida con una gran aceptación por parte de la comunidad artística oaxaqueña, quienes ven en Brena a un hombre de trabajo, de accionar discreto, y que siempre ha puesto el valor cultural y comunitario de la institución en la que trabaja por encima de cualquier tipo de protagonismo personal.

Fue el titular de SECULTA, Alonso Aguilar Orihuela, quien le tomó la protesta en su nueva asignación al mencionado Brena, cuya sonrisa inmortalizada en una fotografía distribuida a los medios de comunicación, pasara a la posteridad  de la historia de las sonrisas forzadas.

Pues se sabe, a manera de anecdotario, que ambos funcionarios, crecidos los dos profesionalmente bajo la figura totémica de Francisco Toledo (Orihuela fue director del IAGO después de Brena), personalmente difícilmente se toleran.

Según información distribuida por el gobierno del estado, Brena declaró sobre su nuevo lugar de trabajo, donde ya se había desempeñado hace unos años en tareas de coordinación, que existen proyectos de vinculación con la comunidad, como los programas para niños y que por su experiencia  previa en el Centro Fotográfico, encuentra cada vez más identificable con la población urbana el arte de la luz.

Dijo que busca fortalecer en le CaSa disciplinas como el grabado, fotografía o el dibujo Reconociendo que parte del crecimiento del centro es que inició con muchos talleres sueltos en los que hoy se han consolidado varios programas, Brena agregó:

“Como el de impresión fina, que vienen a impartirlo los mejores impresores de México Antes teníamos un taller que ahora es todo un diplomado, por ello veo que la virtud del CaSa es que hay un seguimiento en la formación de alumnos nuevos y avanzados que han generado una misión y una visión muy fuerte y bien determinada”.

Finalmente cabe destacar que el lugar de Brena en la dirección del CFMAB será ocupado por la fotógrafa y licenciada en artes plásticas, Adriana Chávez, quien hasta hace poco venía desempeñándose en la coordinación de actividades educativas.

Chávez consideró desde ya un gran compromiso el estar a cargo de uno de los espacios a nivel nacional más importantes en fotografía, el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, con veinte años ya de significarse como una ventana inacabable.