Columna Fogonero: Testimonios desde infierno CDMX

0
208

Por Rodrigo Islas Brito

La Ciudad de México cumple ya más del mes entrando y saliendo de una contingencia ambiental que ha llevado a los capitalinos casi al grito del ¡plomo en nuestra sangre nos la Pérez Prado!, a respirar azufre en lugar de aire y a declararse orgullosa, o ya no tan orgullosamente sobrevivientes en el camino.

“Lo que sí me da un chiiiiiiingo de gusto del Hoy no circula, es que muchos automovilistas vivirán por primera vez en carne propia, los maltratos a los que los conductores someten a los peatones. ¡¡¡¡A correr, desgraciados!!!!”

Fue un mensaje que se pudo leer apenas la semana pasada en las redes sociales y que ejemplifica como en la alguna vez llamada ciudad de la esperanza, con su calidad del aire reducida los terrenos de una fosa séptica, la vida está muy lejos de ser igual para todos.

Con el doble hoy no circula (que al paso que van las cosas se va a terminar convirtiendo en un triple no respira) enojando a millones de chilangos acostumbrados a ser los reyes del camino y que por vez primera en sus acomodadas existencias tuvieron que hacer por treparse a un transporte público.

“Una cosa rescatable del Hoy no circula reloaded fue que nos regaló un maravilloso espectáculo de la naturaleza, una manada de automovilistas obligada a tomar el transporte público, quizás por primera vez”.

“Sus magníficos ejemplares podían identificarse por su inseguridad para seguir los sutiles protocolos del atasque, pero, sobre todo, por su expresión de conejo lampareado al estar rodeados de tanta gente fea. Para documental de Attenborough”

Resumía otra defeña maravillada por como la jungla de asfalto era capaz de ponerse más divertidas y etnográfica que un documental del National Geographic. Con millones de nuevos ciudadanos de a pie, hacinándose y haciéndose pomada en los apretones del metro.

“Me encantaría que realmente este apocalipsis fuera democrático y hasta los pudrimillonarios anduvieran en metro por un día, en hora pico”.

Deseaba vehemente un chilango consciente de que hasta el infierno es selectivo a veces, mientras que otra usuaria de la psicosis citadina capitalina explicaba las razones de porque no habría que burlarse mucho de esa selectividad:

“Lo del metro es un asunto serio. Hay una razón real para ese infierno: es físicamente imposible entrar ahí. Tienes que tener mucha prisa para animarte a semejante tortura. Es un sistema súper deficiente, que abarca un área mínima en proporción a la ciudad y que hoy se encuentra rebasado al triple o cuádruple de su verdadera capacidad. Pero se roban los 2 pesos por boleto que incrementaron, porque ni un vagón más le aumentaron”

Desesperados por no circular, por hacinarse como el resto de la perrada,para llegar a algún lugar, decenas de capitalinos propusieron a través de las redes soluciones algo desesperadas para poder usar sus carros a un en medio de una ciudad con una capsula de smog rondando sobre su cresta.

Las cuales fueron desde que dejaran de seguir haciendo los servicios de limpieza al medio día, pues estos generaban tránsito, hasta dejar de regar las plantas a esas horas, pues el agua se evaporaba rápidamente, y las plantas no lo aprovechan y muchas de ellas hasta se quemaban.

Hasta que deje de circular tanta policía y se detengan las miles de obras de mega edificios que han pululado en la ciudad capital del país desde el inicio de la administración de Miguel Ángel Mancera.

Reportando diversas versiones periodísticas que durante la tala de árboles en la hoy CDMX, durante el gobierno de Mancera, ha conllevado a una gran escasez de áreas verdes. Y es que tan solo durante tres años se han derribado 10 mil 114 árboles con el objetivo de beneficiar la construcción de desarrollos inmobiliarios

Pues se presume que el gobierno capitalino ha recibido en este trienio 90 millones 818 mil 898 pesos como compensación económica por la autorización del derribo de los más de 10 mil árboles; es decir, que por cada uno el monto promedio que ha pagado cada empresa constructora ha sido de 11 mil 656 pesos.

Y así, con una gobierno con más dinero, pero con una ciudad con cada vez menos árboles, es como una contingencia ambiental ha venido a colocar a la Ciudad de México en el mayor escalafón de ciudades en el mundo con la menor cantidad de calidad de vida posible.

“Me arden los ojos y me duele la garganta, ¿cómo hace la chilangada para sobrevivir a esta terrible contaminación? Sean serios”

Comentaba una chica de 27 años a sus colegas de infierno, de los cuales, uno de ellos respondió:

“Con una inmediata evacuación”.

Comentario que, extrañamente, nadie calificó de poco serio.