Las canciones como barro: Kati Sandmann

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Su voz es potente, áspera y extraña, pero lleva al ensueño. Kati Sandmann afirma que solo se puede escribir  y cantar lo que se vivió y lo que se entendió de eso.

“Surgen temas en mi vida, los tomo  y con ello expreso sentimientos que a lo mejor a través de la intelectualidad no puedo procesar”.

Nacida en el suroeste de Alemania , muy cerca de Frankfurt, de donde partió a los 21 años para estudia teatro en Escocia, Sandmann se presentara este sábado tres en la Casa de la Ciudad a las siete y media de la noche, interpretando canciones de su primer disco, Magic Mountain.

“He hecho música toda mi vida, cante en un coro de niños, toque en un ensamble de flautas barrocas y llevé saxofón en la escuela”.

Sandmann también vivió cuatro años en Londres, Inglaterra, de donde volvió a irse decidiendo si se llevaba  con ella su laptop o su guitarra, al final se decidió por esta última.

“Para mí es difícil amarrar la música a un género” dice Kati. Resalta el poder Elton John como  pianista  y showman como una de las cosas que la llevó a no poder dejar la música.

“Es un compositor bien cabrón. También me gusta la música europea de los veintes. Soy fan de Leonard Cohen, Lou Reed, Nina Simone. Son cantantes que tienen un estilo, cierta armonía e instrumentación”.

“Hay mucha música que verdaderamente gozo. Compongo canciones y canto versiones de canciones que ya existen, no me gusta llamarlos covers porque no busco interpretar esas canciones como ya están, sino hacerlas mías, encontrarles otros ritmos, como si fueran barro”

Magic Mountain, disco artesanal que misma grabó, produjo y financió con la ayuda de una amiga, tiene tres canciones ya existentes, Ixhuateca, Waiting for the man (de Lou Reed) y Wenn der weibe flieder wieder blüht, y las demás son rolas de su autoría.

Sobre la ultima nueva versión de kilométrico nombre teutón, Sandmann cuenta que se trata de una  canción alemana de los veintes. Década que para la entrevistada guarda una importancia muy especial. 

“Fue una época en Alemania donde hubo una apertura entre las dos guerras que resultó muy interesante. Un movimiento político, artístico y cultural”.

“La música alemana de esa época es como el blues, con letras juguetonas, divertidas  y de doble sentido. Época en que mi abuela fue joven y  me contó un montón de historias donde la vida valió la pena”.

Otra de las canciones del disco, The thing with Feathers , es la letra de un poema de Emily Dickinson, al que Sandmann le hizo sus respectivos arreglos .

“Otra de las canciones del disco, Estrella fugaz, la escribí cuando estaba en una situación en la que ya no me gustaba estar y tenía miedo de cambiar”.

¿Porque cantar desde Oaxaca siendo el mundo tan grande?

Sadmannn  responde que aquí le tocó vivir. Pero que también le gusta el viaje.

 “Si me invitan con gusto voy a otro lado, pero realmente me siento muy a gusto viviendo en esta ciudad. Después de diez años ya me siento afiliada”.

Respecto a cómo complementa su faceta de dramaturga, con la concepción de sus canciones, la interprete resume que para ella lo que hace “es un show, no es nada mas música”.

“Cuando voy a un concierto quiero ver algo más que al músico encerrado en sí mismo. Mi faceta de actriz también se sube al escenario. Además canto en cuatro idiomas, entonces a donde voy ningún publico me va a entender completamente si de comunicación verbal se trata”.

“Pero está lo no verbal, cada canción la veo como un cuento. Y dependiendo de cómo ordenas ese cuento le das a tu concierto cierto arco narrativo”.

“Si hago bien mi trabajo, el público se irá este sábado por la noche con la certeza de que hizo un viaje, con músicas de muchas culturas. Que van para arriba, para abajo, que llevan enojo, que presumen alegría “

Sadmann, fumando un cigarrillo en el centro del patio de su casa ubicada en el ombligo de un cerro en el barrio de La Chigulera, acepta que en su propuesta también trae algo del trajín de Europa.

“Muchos acá me dicen, quiero ir a Europa, ¿cómo es?  Seguro me va a ir mejor, pero pues, ahorita  ni a mí me alcanza para pagar un boleto”. 

Asegura que lo suyo es abrirse a la experiencia,  mientras un río suena fuerte a unos metros de su hogar enclavado en una meseta, no se puede evitar pensar que quizá la única patria que conoce Kati Sandmann es su música.