Niños fotografiando futuro

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Eva Lépiz, Javier León Cuevas y Bertha Cervantes contagian fotografía a niñas y niños de pueblos y comunidades deseosos de conocer el mundo externo en el que viven, y en mundo interno en el que sueñan.

“Por niño son 400 o quinientas fotos en un grupo de diez, pero ahí encuentras cien mundos, cien emociones y cientos de experiencias”.

Comenta León Cuevas, quien llegó en noviembre del 2012 a El Rosario Temextitlán, una comunidad de la Sierra Norte que está a seis horas en coche de la ciudad de Oaxaca, a dar cursos de fotografía a niñas, niños y adolescentes que no tenían mucha opción de acceder por lo menos al simple arte de apreciar una buena fotografía.

“De las primeras cosas que me dijo el maestro (Francisco) Toledo cuando entré es que había que salir a comunidades”.

Comenta Daniel Brena, director del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, institución artífice de estos talleres de fotografía que traman invitar a una descentralización del quehacer fotográfico concentrado casi siempre exclusivamente en la ciudad de Oaxaca.

Brena apunta que la idea surgió cuando se prestó el laboratorio del CFMAB a unos niños de Reyes Mantecón, que tomaron un curso de diseño visual.

La Fundación Harp Helú dio desde el principio un recurso para la adquisición de cámaras para los talleres. Teotitlán del Valle, Rancho Texas y San Bartolo Coyotepec fueron algunas de las poblaciones elegidas.

Lépiz, fotógrafa de gran experiencia en la foto publicitaria y comunitaria, recuerda lo suigeneris que fue llegar a Rancho Texas, una población clavada en plena sierra mixe, a una hora de Tlahuitoltepec.

“Había dado cursos de Tae Kwan Do a niños, y ya sabía sobre crear dinámicas para trabajar con ellos de una forma muy activa. Exigente pero relajada”.

Eva comenzó con un taller un tanto empírico, donde la foto fuera para sus alumnas y alumnos una herramienta de exploración de sí mismos y de su entorno.

“De decir esta es mi familia, este soy yo, esta es mi casa”.

Desde el principio les mostró portafolios fotográficos diversos, de foto en blanco y negro, documental y fotos más armada que buscan establecer su propia ficción.

“La idea era que supieran cuales son las posibilidades del medio y empezaran a hacer preguntas”.

León, quien antes de estudiar artes visuales estudió una licenciatura previa en educación, recuerda que cuando llegó a Temextitlán, los niños no poseían una memoria visual de sí mismos.

El fotógrafo comenzó llevarles bibliografía, películas, referentes que les permitieran a los alumnos el poder empezar a establecer sus propios paradigmas visuales.

“Comenzamos con una semana cada mes, con un tema especifico en el que vincularon exposición y técnica”.

Eva y Javier están de acuerdo en que les hubiera gustado tener una cámara a la joven edad de sus alumnos y ser guiados en su uso.

“Buscamos que ellos busquen, que ellas y ellos visualicen el cómo proyectar sus inquietudes mas allá de sus procesos de identidad. Sus anhelos, sus miedos”.

Comenta Javier para quien aprender fotografía no solamente se trata de empezar a registrar la cotidianidad, sino de crear otros mundos.

Lépiz comenta por su parte que algunos niños “les gusta colocar la cámara en el piso, ponerla en ráfaga y empezar a hacer una especie de performance”.

“Salen corriendo y empiezan a hacer caras y a jugar a muchas cosas. Les digo que hagan cosas, que combinen elementos. Da muy buen resultado darles libertad”.

“En Temextitlán hacen mucha fotografía de sus seres queridos, de los animales, las plantas. Es increíble el aprecio y el lado tan humano que manifiestan estos niños por los seres vivos”.

Comenta Javier, recordando que en una de sus últimas sesiones tuvo lugar una lluvia de autorretratos que ni siquiera les tuvo que solicitar a los chamacos.

Resalta que sus alumnos van de siete a 17 años, que muchos están saliendo de la primaria y empiezan apenas notarse a sí mismos, a interesarse en el cómo lucen.

Armando escenas de novia y novio, donde unen a la chica y al chico en su clase de photoshop, descubriendo con esto el arte digital.

Brena apunta que se consiguierion fondos con el banco Bilbao-Vizcaya para conseguir más cámaras para los talleres que se componen en grupos de diez y doce alumnos, con dos visitas al mes, en el que incluso los alumnos más grandes comienzan a apoyar en tareas de asesoría y enseñanza.

Sobre que aportará a los niños este bautizo fotográfico, León tiene una respuesta expedita.

“De manera inmediata les está permitiendo trabajar con sus cambios físicos y emocionales, su entrada a la pubertad”.

“Se han vuelto más articulados, pueden expresarse sobre sus imágenes, desarrollar una historia y establecer una base para poderse relacionar empáticamente con otras personas”

Asegura Eva, para quien sus noveles alumnos comienzan ya a entenderse a sí mismos y darse a entender con los demás, lo cual tendrá por resultado el advenimiento de un pensamiento critico y propositivo.

Javier comenta que sería egoísta y crédulo pensar que estos talleres solo son para enseñar fotográfia en una comunidad sin incidir en ella, e informa que en Temextitlán se esta fundando ya una biblioteca.

“Esto los lleva a abrirse a situaciones que todos viven. A mitigar esa crueldad tan dura que traen a esa edad”.

Complementa León y habla de que sus alumnos hablan ya de conseguir becas y mirar a la foto como verdadero oficio, además de un pretexto excelente para aprender de su familia y de su comunidad.

“Están interesados en la imagen y en la posibilidad que les representa. En la idea del fotógrafo viajero que expone y trabaja por aquí y por allá”.

“A los niños los motiva mucho esa posibilidad de poder expandir sus horizontes. Salir de su comunidad y conocer gente nueva”.

León recuerda que en Temextitlán existe un muy bajo porcentaje de gente que llega a estudiar la secundaria, pues esta no existe en la comunidad.

“Quienes quieren llegar más allá tienen que salir de su comunidad”.

Para Eva Lépiz y Javier León la idea, el propósito, la misión, es que estas semillas crezcan, y que estos niños fotógrafos de hoy vean el futuro con un zoom que los termine colocando en su camino.