Guerrero y su maíz bola: A nueves meses de Ayotzinapa

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A nueves meses de la desaparición de 43 normalistas, los dos periodista del semanario Proceso encargados del cobertura del conflicto, el reportero Ezequiel Flores y el fotógrafo Germán Canseco, aseguran en conferencia que el horror de Ayotzinapa solo vino a ejemplificar el nivel de corrupción, impunidad, violencia y corrupción que se vivió, se vive y se continua viviendo en el estado de Guerrero.

“Ayotzinapa fue la gota que derramo el vaso, han venido después meses violencia y de hartazgo ciudadano”.

Flores, hijo de normalistas, comenta que periodísticamente, no quiso ir a reflejar las lágrimas derramadas por los padres de los chicos desaparecidos (“de por si porque soy bien llorón”), sólo quiso insistir en el hecho de que las autoridades guerrerenses desde los tres niveles de gobierno están infiltradas por el crimen organizado.

Con caciques metidos en el tema de la delincuencia, formando parte de mafias que tienen hoy Guerrero hundido en un conflicto político y social del que no se ve la salida.

“La desaparición de los 43 normalitas fue solo una muestra de cómo autoridades coludidas con delincuentes tenían y tienen secuestrada a la ciudadanía, donde asesinaban, desaparecían, cobraban derecho de piso y hacían lo que querían desde hace seis años en Guerrero.”

Flores comenta que la diferencia fue que las 43 desapariciones de septiembre del año pasado le pegaron a un sector organizado, donde las autoridades tuvieron conocimiento antes, después de lo que pasaba no solamente en Iguala, sino en todo el estado

“Si no hay justicia, no se puede hablar de paz”. Estima Ezequiel, y habla sobre el pasado proceso electoral con los maestros y padres de los 43 boicoteándolo (los segundos aclarando siempre que su intención no era anular las elecciones, sino suspenderlas hasta contar con una clase política mínimamente presentable, que no obedeciera a grupos criminales que desaparecen seres humanos a placer y tienen secuestrados a pueblos enteros).

“Hubo una cantidad de policías y militares (muchos con equipos antimotines) nunca antes vista, todos enfocados no en atacar la violencia o a los delincuentes, sino en inhibir los conflictos sociales”.

Un día antes de la elección hubo una matanza en Xolapa, donde una disputa interna entre dos grupos de policías comunitarias terminó en 16 personas asesinadas.

“Era increíble como el gobierno llamaba a votar en una supuesta fiesta cívica, cuando en Tixtla a las once de la mañana ya habían quemado más de veinte casillas”.

En Tlapa la policía del estado, ayudado de un grupo de choque afín a los partidos políticos, confrontaron y golpearon a maestros y activistas en Tlapa, exhibiéndolos en la plaza pública heridos, ensangrentados y humillados, “mandando un mensaje de que a golpes y bajo la sangre los partidos políticos han de imponer las elecciones”.

Después un grupo de pobladores sitiaron, agarraron y encerraron en una iglesia a un grupo de policías federales. Siendo liberados en un operativo-desalojo nocturno en el que fue asesinado el activista Antonio Vivar.

Por su parte, Germán Canseco afirma que no se podría entender si no se habla de los más de 25 mil desaparecidos y los más de 63 mil muertos, que hay en México , y considera que hay una insensibilidad de la sociedad muy grave ante estos temas.

Comenta que el humanismo es un tema que se volvió importante para el periodismo en Ayotzinapa, donde también se ha caído en el periodismo lacrimógeno tipo preguntarle a la madre que está llorando por el asesinato de su hijo un ¿cómo se siente?

“No son solo los 43, hay levantados, asesinados, las once personas que un grupo narcos secuestraron en Chilapa y desaparecieron en las narices de la Gendarmería Nacional”.

Canseco lamenta que una vez pasadas las elecciones, la gendarmería se haya retirado y haya dejado al pueblo en la indefensión.

Abunda sobre las asociaciones civiles que sacaron raja del movimiento de los 43.

“Apoyaron hasta cierto momento, hasta que obtuvieron plazas, terrenos y después dejaron de apoyar “.

“De todos las organizaciones que estaban alrededor de los 43 ahora quedan una o dos, porque ya todas se llevaron su botín. Desde el movimiento Francisco Villa, que ya tiene sus terrenos para hacer sus departamentos, hasta algunos de los grupos magisteriales que hicieron de los 43 una moneda de cambio”.

Canseco puntualiza que la táctica del estado es secar el movimiento de los padres de los 43 desaparecidos, que a la sociedad se le vaya olvidando o que aparezcan 200 asesinados en otro estado y el ojo público voltee hacia allá.

A este respecto, Flores señaló al actual gobernador interino del estado, Rogelio Ortega, como un exacadémico que se dice guerrillero, y que es un agente del sistema formado en las filas de la izquierda.

El cual ha socavado, dividido y cooptado el movimiento social de Guerrero desde adentro, con las organizaciones sociales abandonando a los padres de los desaparecidos por el cumplimiento de prebendas que el mismo gobernador en persona ha negociado.

Una chica del público señaló las similitudes de estos hechos con Oaxaca, donde “hay pseudo líderes que se siguen hinchando de dinero, con una corrupción política hacia adentro del magisterio”.

“Organizaciones sociales que afirman estar luchando pero solo se hacen cada vez más ricas, aplicando un autoritarismo absoluto hacia sus propios militantes”.

“No solo es criticar hacia arriba, sino también hacia abajo, a las personas que están echando a perder este movimiento social”.

Canseco se mostró optimista, comentando que este desfase de intereses de los movimientos sociales, es una gran oportunidad para que la sociedad civil los rebase por la izquierda. “Hasta eso nos han querido robar”.

Un anciano del público asistente por su parte recordaron la violencia caciquil de la familia Figueroa que ha marcado al estado desde tiempos de la revolución, con el hijo del gobernador Rubén Figueroa, responsable de la matanza de Aguas Blancas, ahora como diputado estatal.

“A la par de cómo opera la delincuencia los políticos se reconfiguran. No es una historia de buenos ni malos, como en el PRI, el PRD, al menos en Guerrero, está podrido”.

Flores cita a Zeferino Torreblanca y Ángel Aguirre como ejemplo de que la izquierda real nunca tuvo un chance de acceder a la toma de decisiones.

Con un gobierno federal que no tiene los hilos para pacificar nada, Guerrero se alza hoy como el primer productor en amapola y en heroína.

El reportero cita a David Jiménez Rumbo, michoacano que se jactaba de ser compadre de la Tuta, como el perredista tribal de Guerrero, que ahora será senador por Michoacán.

“El presidente del Congreso de Guerrero, Bernardo Ortega, sus hermanos son líderes de un grupo criminal llamado los Ardillos.”

“Héctor Astudillo, gobernador electo priista, no va a llegar a gobernar Guerrero, son René Juárez Cisneros, senador , y el diputado Manuel Añorve Baños, los que van a gobernar en su lugar”.

“El dolor que hemos vivido en Guerrero no termina va a comenzar otra pesadilla, una pesadilla alentada y tolerada desde el mismo estado”.

Flores cita a los campesinos guerrerenses que se dedican a sembrar amapola. “Las carreteras las hacen los narcos, no porque nos vengan a comprar peras o manzanas, sino porque nos vienen a comprar Amapola”.

Comenta que a esta droga el indígena guerrerense la llama maíz bola, y la siembra porque le deja mil veces más que el maíz normal.

El reportero platica como el cartel de Sinaloa se fraccionó en Guerrero, con grupos de narcos matándose entre sí por el control de rutas y regiones, con pueblos enteros trabajando para distintos carteles.

“Hasta que venga nuevamente en el país una definición nueva del narco, que diga, los de Sinaloa van a tener este territorio y se les respeta como antes, y los del cartel del Golfo van a tener la franja de Veracruz, Tabasco, Chiapas, hasta que no llegué ese momento el país va a seguir igual de convulsionado”.

“Lo increíble es que estamos hablando de que nos está gobernando la delincuencia”.

Grita espontánea una reportera quien no puede creer tanto dato duro sobre un estado al que en los setentas, el Ejército llevó al cartel de Sinaloa en un su afán de exterminar a la guerrilla de Lucio Cabañas.

En un país que actualmente produce más muertos y asesinados que cualquier dictadura latinoamericana de cuidado, nadie le replica nada.