Devórese antes de usarse

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Gente bonita cerrando los ojos antes las horripilantes mandibulitas de mastodontes precámbricos con una pésima higiene dental, fue la imagen que hace 22 años Steven Spielberg acuñó en el inconsciente colectivo con Parque Jurásico (1993), la cinta de monstruos más ambiciosa que hasta ese momento hubiera llevado a cabo el creador de Tiburón.

Hoy, Colin Trevorrow, el mismo que dirigiera la comedia romántica de viajes en el tiempo del 2012, Seguridad no garantizada, es el responsable de resucitar a los dinosaurios de mal carácter con Mundo Jurásico (EUA, 2015), la puesta al día del mundo de exuberante vegetación, persecuciones interminables y mordidas carnívoras que son capaces de acabarlo todo y a todos de un bocado.

Aunque sin esa capacidad spielberiana para el suspense y el mantener en vilo al respetable con los mínimos elementos, Trevorrow logra una cinta tonta pero muy divertida.

Con dinosaurios ballena aventando tsunamis ante públicos que se la pasan pidiendo más, con chamacos despabilados cuyos padres se están separando no tan rápidamente como las mandíbulas y garras que amenazan con descuartizarlos antes que devorarlos, con el clásico cuento de la tecnología traspasando limites hasta el punto de crear mutaciones que son capaces de asesinar hasta el congénere más tierno, con una bellísima Bryce Dallas Howard que por fin parece encontrar el adecuado papel veraniego que ha estado intentando por años (los esperpentos que filmó con M Night Shyamalan, Terminator Salvación)

La historia es lo de menos, lo que importa son los gritos, mirar aparecer a eso personajes antipáticos a los que uno sabe que tarde que temprano han de terminar devorado, ver correr a los personajes escapándose de las maneras más increíbles de acabar como manjar prehistórico, emocionarse con las muertes horripilantes de una bola de pobres mercenarios que llegan con cuchillos a una pelea de pistolas con un tiranosaurio-raptor que salió bueno para el camuflaje.

Trevorrow, quien ya desde su opera prima mencionada daba visos de emular los universos spielberianos extendidos visualmente a veces con los mínimos elementos, le da a este rescate de franquicia de Hollywood, la habilidad suficiente para no tomarse a sí mismo demasiado en serio, solo hasta el momento en que por seriedad se entienda el ser hecho carnitas de un solo y monumental cerrón de dientes.