Fogonero: Democracia de helicópteros en una ciudad que apesta

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Por Rodrigo Islas Brito

Oaxaca creo en tu caos y en tu democracia de helicópteros, en tus maestras y maestros quemando casillas electorales como parte de sus estrategias de negociación para no perder sus revolucionarios privilegios, en tus escaramuzas de correr para donde se pueda, en tus votantes preguntándose azorados un ¿qué no estaba cuidando la policía?, mientras profesores enmascarados se alejaban con la urnas en las manos.

Creo en la maestra María del Carmen López Vázquez y su “vamos a mantenernos como lo que somos, un movimiento pacífico, ustedes vieron.”, que le lanzó a un grupo de reporteros que la miraban con ojos de un “¿de qué demonios está usted hablando?”

Creo en tu INE local, cuyo consejero presidente Roberto Heycher soltó una especie de ¨haiga sido como haiga¨ sido, frente a una elección estatal de más de trescientas casillas electorales quemadas, robadas o cerradas.

Creo que Sandra Dianelle Herrera Castro, maestra que se hizo pasar por desaparecida política por el ejército mexicano en los disturbios electorales de Tuxtepec, pero que en realidad solo se fue con el novio.

Creo en tus secretarios de gobierno, el de Salud, German Tenorio Vasconcelos, que renunció antes de que lo agarren y que probablemente ya está preguntando por destinos turísticos donde no haya leyes de extradición, después de haber dejado a la salud pública del estado en la quiebra económica total y un desabasto de medicamentos que ya ha cobrado las vidas y la salud de rostros anónimos que no le importan a nadie.

Oaxaca, creo en ti, en tus absurdos, en tu lógica de acá nos jodemos todos, en la rampante deshonestidad de tus dinámicas políticas y sociales, en tus empresarios pidiéndoles al ejército que se queden para siempre a patrullar tus calles, en tus ONGs que hablan del movimiento magisterial de la CNTE, como un ejemplo de protesta social, con trece maestros del sindicato ganando más de 103 mil pesos al mes.

En tus vendedores ambulantes regresando al zócalo para cuidarles el territorio a sus caseros (los profes) que ya se fueron a plantar a México para seguir negociando hasta el infinito, lo que se pueda, lo que se dejé , lo que vaya surgiendo.

Mientras miles, millones de niños seguirán en sus casas, viendo y aprendiendo nada. Sabiendo de la vida por la vida según Andrea Legarreta.

Oaxaca, creo en ti, y creo en el simple hecho de que tu belleza alimenta, y tu hedor, envenena y apesta.