Libertad de ser violentos: Nuevo zafarrancho frente al IEEPO

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Casi 24 horas han pasado del zafarrancho suscitado frente a las instalaciones del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) entre taxistas del Sindicato Libertad y taxistas de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), que devino en la persecución de un policía vial que accionó su arma contra ellos, y al cual terminaron apaleando, correteando y macheteando.

En el recuento de los daños y según versiones de fuentes oficiales que pidieron mantenerse en el anonimato, todo comenzó entre las diez y diez y media de la mañana, gracias a un choque automovilístico entre un taxista del sitio Libertad contra otro de la CROC.

Después de eso, con el antecedente de la disputa que los dos grupos de taxistas mantienen desde hace más de un año por lugares para la recolección de pasajeros en la Macroplaza (y que ha suscitado ya otros violentos enfrentamientos en la misma zona) la mecha que encendiera la situación no tardó en llegar.

“Fue muy impactante observar este acto de violencia, las personas estaban realmente exacerbadas en la violencia, en la ira, corrían para destruirse unos a otros, el sentido de respeto a otro ser humano no existía. Las personas buscaban donde esconderse.”

Cuenta una oficinista, que observó todo desde una ventana, comentando que sintió paralizada ante la situación.

“Me dieron ganas de llorar, me sentí impotente, a lo lejos gritaban, volteaban taxis, llegaban policías y más policías, los negocios, algunos cerraron.”

Cuenta la testigo, aludiendo también a un escena que todos los oaxaqueños tuvieron oportunidad de ver en las redes sociales, en donde tres policías viales fueron replegados por taxistas del sitio Libertad, quedando uno de ellos, Jorge Alberto López Ramos, encerrado dentro de un grupo de seis taxistas, del cual intento escapar accionando su pistola.

Siendo perseguido por los taxistas armados con palos, y un machete, el cual al final terminó haciendo blanco en el brazo o en la cabeza de López Ramos, al que los taxistas terminaron golpeando salvajemente y despojándolo del arma que minutos había accionado contra ellos.

Minutos después la Agencia Estatal de Investigaciones, detuvieron al lider del Sindicato Libertad, Erik Luis Villaseca y su asistente Alejandro Arturo Martínez Juárez, llevándoselos a las instalaciones de la Procuraduría General Del Estado.

Donde los dos fueron detenidos y consignados por tentativa de homicidio, del policía López Ramos, se le reporta dentro de su gravedad, estable, además de que la fuente oficial que pidió no ser identificada comenta que si el policía no hubiera accionado su arma, su defensa sobre las agresiones que sufrió, podría ser viable.

“Pero el asunto es que por ley un policía no puede accionar su arma, no si la otra parte no le está apuntando con otra arma de fuego, menos si el arma en cuestión es un machete.”

Lo que vino también fue la destrucción de siete taxis en la carretera 190, de los que existen imágenes que fueron desvalijados en su proceso de destrucción.

“Hasta las llantas se llevaron” cuenta otro de los testigos del enfrentamiento.

Después vinieron rumores sin confirmar en redes sociales, que taxistas del sitio Libertad se dirigirían a tomar Ciudad Judicial para exigir la libertad de su arrestado líder gremial.

En las redes sociales se podían leer comentarios típicos de caos violentos y desastrosos como el de la mañana tarde del 21 de abril, que se han convertido ya en una costumbre en esta ciudad, como “Pobre de mí Oaxaca.” , “me dueles Oaxaca .”

Otros hablaban sobre una ausencia de gobernabilidad ya muy clara en el estado, de un hartazgo citadino.

Del cómo es posible que una disputa territorial entre dos grupos de taxistas, pueda devenir fácilmente ya en escenarios de violencia y salvajismo, donde se hacen disparos, se reparten golpes brutales y se regalan machetazos.

Involucrando no solo la humanidad de los participantes en el conflicto, sino de todos aquellas y aquellos, que vayan transitando o se encuentren cerca del lugar.

En el noticiero de Televisa de las diez y media, de Joaquín López Doriga, se daba cuenta del hecho con un cintillo de menos de un minuto, como si el caos, la violencia y la barbarie en Oaxaca ya fuera una cosa común para el horario estelar.