Isidoro Ocampo merece un sitio en la historia del arte mexicano

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e La sobresaliente obra de Isidoro Ocampo (1910-1983), considerado artista fundamental en la gráfica mexicana del siglo XX, puede ser admirada en la exposición retrospectiva que rinde homenaje al veracruzano, la cual abarca su periodo creativo entre 1929 a 1980.

La muestra Isidoro Ocampo: artista y testigo del México posrevolucionario, con la curaduría de Laura González Matute, que se exhibe en el Museo Nacional de la Estampa (Munae), consta de más de 200 obras que develan las múltiples facetas y críticas mordaces del pintor en torno a diversas temáticas sociales.

El prolífico artista, quien no ha sido valorado, explicó González Matute, aborda problemas complejos, pero también gusta de plasmar el lado divertido de la vida.

Isidoro Ocampo, siguió la curadora, es un pintor y dibujante muy importante, a quien es necesario que se revalore para que ocupe un lugar en la historia del arte mexicano, además de que sean reconocidas todas sus facetas así como las múltiples técnicas a las que recurre en sus creaciones.

Procesos definitorios

El legado de Isidoro Ocampo advierte su posición crítica ante los contradictorios procesos de modernización, los cuales definieron el orden ideológico, político, social y cultural del México de la posrevolución. Isidoro Ocampo fue, por tanto, testigo y protagonista comprometido con su tiempo.

El núcleo temático de la muestra recorre tópicos que aluden a los parias, el desempleo, las situaciones cotidianas de la calle, en el transporte, en las cantinas y a los oficios (alfareros o afiladores), así como a metáforas del dolor de mujeres e indígenas, representadas con máscaras y minotauros.

El artista, de amplia sensibilidad crítica, explicó González Matute,retrata en toda su obra al mexicano indigente, al de las calles, al desprotegido, al desempleado; incluso, Ocampo plasmó personajes de espalda, en clara alusión a cómo se ignora el problema evidentemente retratado.

El lado crítico es inherente al pintor, quien observa al hombre en soledad, la tragedia del desamparo, la miseria y lo que ha padecido el indígena.

Otra de sus facetas, continuó la curadora, es esa amable de mostrar aquello que sucede en la calle con personajes como el faquir, los payasos y la fiesta del mexicano.

Sobre la obra que realizó con el tema de las ciudades, subrayó, es muy actual, porque pese a que la plasmó en los años 30 del siglo pasado, nos muestra el tráfico, el abigarramiento de gente en la calle, los aguaceros, y personas apretujadas en los camiones, con rostros cansados y agobiados por la vida.

También retrató a las mujeres en todas sus facetas: a la que vende tortillas o a la que ofrece tamales, elotes o zapatos viejos. La mujer que plasma no aparece en sugestivas poses ni atractivos atavíos, sino en la desolación, la tristeza y con el rostro dramático, de total pesadumbre.

La muestra, de la Colección Ernesto Arnoux, incluye grabados, carteles, acuarelas, óleos y gouaches,los cuales develan el trabajo del pintor sobre el lienzo y el papel. También se incluyeron libretas de apuntes y algunos documentos de época.

Isidoro Ocampo realizó estudios de artes plásticas en la Academia de San Carlos, donde asistió a las clases de destacados maestros del grabado y la estampa, como Francisco Díaz de León, Carlos Alvarado Lang y Emilio Amero, con quienes perfeccionó sus técnicas de grabado en madera, metal y litografía, en ese orden.

También participó en varios de los gremios artísticos más importantes de México, como la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, el Taller de Gráfica Popular y la Sociedad Mexicana de Grabadores; también fue integrante del Salón de la Plástica Mexicana.

La exposición Isidoro Ocampo: artista y testigo del México posrevolucionario se exhibe en el Museo Nacional de la Estampa, ubicado en avenida Hidalgo.