El planeta seguirá sin nosotros: Luis Moro

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“Mi obra no es apocalíptica por una razón, nosotros (la Humanidad) vamos a acabar con este mundo artificial que hemos creado, pero el planeta va a seguir.”

Así mira su Cuenta Atrás el pintor español Luis Moro, exposición pictórica que por espacio de un mes se mantendrá en el Museo de los Pintores Oaxaqueños.

A la vista de quienes sepan (o de los que apenas se vayan enterando) que hoy en día vamos camino a los siete mil millones de personas en el planeta, lo que dará por resultado cuatro mil millones de consumidores, de los cuales cada uno produce dos kilos de basura la día.

Sobra decir que el planeta no da para tanto y que esta tendencia loca cavará nuestra propia tumba del úsese y tírese, no significará al corto y largo plazo la ilusión de mejores amaneceres.

“Desde los ochentas siempre he estado preocupado por lo que estaba pasando en el medio ambiente.”

Cuenta Moro y relata como de niño iba con su padre a pescar a los ríos de la región de Castilla, y mientras su progenitor se dedicaba a cazar peces, el hacia lo propio recogiendo lagartijas.

“Hubo un periodo en que no se podía ir a los ríos en Castilla. Ahora como que los están volviendo a limpiar, pero aun así el hombre en general no esta tomando las medidas suficientes para que la cosa mejoren.”

Moro mira a su expo en Oaxaca con un cariz retrospectivo, pues en ella están presentes obras de distintos momentos de su quehacer artístico, como aquella denominada Caballo de Troya, regida por formas que juegan a desfasarse en un trazo que potencializa su incertidumbre, que data de la época en la que Moro vivió en París, Francia.

El artista lleva ya seis años viviendo en la Ciudad de México, con México en su obra manifestándose en la forma de xoloitzcuintles, mariposas monarca y la rica iconografía de un mundo prehispánico que Moro no hubiera encontrado en su tierra natal.

Sobre Oaxaca capital, el pintor asegura que hay una energía que lo conecta, y que lo lleva a desear vivir en ella. “Me encantaría, acá se tiene una mejor calidad de vida.

“Segovia, mi ciudad natal también tiene ese espíritu de lugar pequeño que mira hacia el arte, la naturaleza y la cultura como modo de desarrollo. Es una cuidad gemela, hermana.”

De regreso a su obra, el segoviano recuerda que su proclividad a rebasar el plano la comenzó a desarrollar en Roma en 1993, en un trabajo en que le encomendaron realizar unos frescos en unas paredes y él terminó pintando también los suelos y hasta el mismo techo.

“Me reclamaron que me había tomado esto como si fuera yo un ocupa, pero no, lo que pasa es que la obra tiene que crecer.”

En ese momento Moro hace referencia a una de sus pinturas expuestas en la cual un búho esta parado encima de una pila de calaveras que traspasas el mismo lienzo y llegan hasta el suelo de la galería.

“Es un latido, que de vez en cuando hay obras que te la piden.” Comenta el español sobre esta obra que también se exhibió ya en el Museo de Tlalpan, cuyo significado vino a completarse con las crisis de derechos humanos y fosas multitudinarias clandestinas abiertas que están azotando a este país desde el año pasado.

“Los transgénicos es también otro tema que me preocupa mucho. De cómo empieza el calvario. Eso me ha llevado a dejar el fondo y concentrarme en la esencia.”

Comenta Moro a propósito de sus fondos blancos productos de una niñez en la que se la paso con el microscopio en la mano, escudriñando organismo vivos sobre fondos vacíos.

De vuelta al tema de naturaleza fastidiada de la Cuenta Atrás, el español considera que todas las preocupaciones que tenía sobre la desaparición de especies, el cambio climático, y las que se vayan sumando, es algo inherente ya a su propio espíritu.

“Nos estamos quedando sin tiempo. Las cosas van peor porque el tiempo ahora ya es menor.”

“Hay glaciares del tamaño de Nueva York que se están evaporando. Muchas especies animales han desaparecido para no regresar.”

“Es un tema que el hombre debe reflexionar, pero por mas voces que hay al respecto, todo queda al final como una cosa casi testimonial.”

Considera el artista frente a una humanidad que ya se subió al tren del progreso y en ese mismo ser va a estrellar.

“Seremos una especie de dinosaurios que vamos a durar menos que los grandes mastodontes, pero el planeta seguirá.”

Con sus estampas zoológicas de animales transfigurándose en su propia cuenta atrás dictada por una humanidad a la cual Moro mira como “piojos en una cabeza que se empieza a rascar con sus propias manos”, el artista no considera su inquietud ecológica como un panfleto, sino mas bien como “un canto desesperado.”

¿Que suena apocalíptico? a lo mejor lo es. A lo mejor nuestro final significa el nuevo principio para el planeta.

La obra de Luis Moro nos lleva a ilusionarnos con esa posibilidad.