Marlon Brando, 90 años de la leyenda de la actuación

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Sobran razones para recordar a Marlon Brando. La primera y más importante de ellas es su don actoral, que junto con su arrolladora personalidad, lo convirtieron en uno de los mejores intérpretes de la historia.

También, están las innumerables anécdotas a su alrededor, las mujeres que lo acompañaron a lo largo de su vida e incluso sus caprichos, como aquella ocasión en 1973 en que rechazó el Oscar como un signo de protesta contra el trato que la industria cinematográfica daba al pueblo indio.

Brando, nacido un día como hoy, pero hace 90 años en Omaha, Nebraska, no apareció en la ceremonia del Oscar para recoger la estatuilla por uno de sus roles emblemáticos: el de Vito Corleone en El Padrino, de Francis Ford Coppola.

En cambio, envió a una joven actriz india llamada Sacheen Littlefeather, vestida con el traje típico de los nativos apache, quien luego de rechazar el galardón de manos de Roger Moore y Liv Ullmann, pronunció un resumen del discurso que el actor le había encargado.

Estoy aquí esta tarde en representación de Marlon Brando, quien me pidió que les diga que con mucha pena, no puede aceptar este generoso premio. Y la razón para ello es el tratamiento que la industria del cine da hoy a los indios estadunidenses”, pronunció Littlefeather frente a la Academia de Hollywood.

Días más tarde, The New York Times publicó íntegramente el discurso que Brando entregó a Littlefeather

“La comunidad cinematográfica ha sido responsable por degradar a los indios y burlarse de su cultura, proyectándolos como salvajes, agresivos y malvados.

Ya es duro para los niños crecer en este mundo y, cuando ven a su raza retratada de la forma en que aparece en las películas, sus mentes son heridas de formas que quizá nunca logremos comprender”, escribió Brando, profundamente comprometido con la causa.

Es imposible hablar de Brando sin hacer referencia al Actor Studio, fundado en 1947 por Elia Kazan y desarrollado por el Group Theatre, a partir de las técnicas de actuación impartidas por Konstantin Stanislavski y perfeccionadas bajo la tutela de Lee Strasberg, quien tomó el mando en 1952.

Brando (quien previamente fue expulsado de una academia militar) no sólo fue el mejor alumno del Método, sino todo un embajador de la técnica que derrochó en algunas de las más grandes obras cinematográficas como Un tranvía llamado deseo, Una condesa de Hong Kong, Viva Zapata!, Julio César y Nido de ratas, que le mereció su primer Oscar en 1955 (en total consiguió ocho nominaciones).

Más tarde llegaría otro puñado de proyectos que terminarían por convertir su carrera en una de las más grandes leyendas del séptimo arte: El Padrino (1972); Último tango en París (1972) y Apocalipsis ahora (1979).

A partir de los años 80, convertido ya en toda una celebridad, disminuyó dramáticamente su participación en el cine, con apenas dos películas a lo largo de toda la década: A Dry White Season y The Formula; aunque poco antes, en 1978 había sucumbido ante las franquicias al convertirse en el papá de El Hombre de acero (Jor-El) en el Superman de Richard Donner.

En los 90 casi pasó inadvertido (con Free Money (1998), La isla del Dr. Moreau (1996) y Don Juan DeMarco (1994), al lado de Johnny Depp, y comenzó un retiro voluntario que se prolongaría hasta los últimos días de su vida, que pasó en silencio (se rumora que en la ruina).

Murió el 1 de julio de 2004 en Los Ángeles a los 80 años por un problema pulmonar.