La vida del Pirata no es fácil

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Dealer me ha dicho que puede platicarme cosas pero que no puedo ni dar su nombre, ni su edad, ni su sexo, ni el tianguis en el que vende su arsenal de películas piratas.

“Hay gente que cree que uno se mete esto por comodidad, porque es fácil. Pero no, ni madres, uno está en esto por qué solo se pueden encontrar trabajos con sueldos que no alcanzan para nada, con hijos que hay que mandar al escuela”.

Dealer aclara que tampoco es una víctima, que se sabe en un negocio duro en el que siempre hay que estar a las vivas, pero que nadie lo obligó a estar ahí.

“Es un trabajo y un negocio como cualquiera”, reflexiona Dealer antes de mostrarles a dos chicas con uniforme del COBAO cuáles son sus estrenos en su catálogo de cine de terror.

“¿Esta buena?”, le pregunta una de las estudiantes mientras le muestra la carátula de una película donde una mujer está suspendida en el aire con los brazos en alto y cara de que se le está saliendo el diablo.

“Más o menos”. Responde Dealer, le aclara a las chicas que como toda película de terror empieza lento pero que luego agarra ritmo. Les dice que mejor agarren la de El Exorcista para que vayan haciendo estomago.

“Esa ya la vimos, nos aburrimos, ¿verdad tú?” le dice una chica a la otra quien confirma asentando la quijada.

Le pregunto a Dealer después si realmente ve todas las películas que vende.

“No, eso no se puede. Pero si trato de ver las de los géneros que mas busca la gente, de terror, de comedia, de acción”.

“No es lo mismo recomendar una película que ya has visto a recomendar una que ni siquiera sabes de qué trata. La gente lo nota y luego regresa a reclamarte, te dicen, oye, me dijiste que está estaba buena, pero está bien culera”.

Dealer dice que le gusta establecer cierta proximidad con la clientela, lo cual al final puede jugarle en contra, pues a veces le reclaman más duro cuando la copia vendida no funciona o resulta ser otra película a la que venía anunciada en la carátula.

Le recuerdo el caso de la cinta rusa Leviatán, la cual fue noticia en redes sociales pues usuarios piratas de diversas ciudades de la República contaban que la cinta que les vendieron había resultado ser un documental sobre pescadores homónimos, situación de la cual algunos contaban que no se dieron cuenta hasta que ya habían visto estoicamente cuarenta minutos de metraje.

“Ahí si ya no es mi culpa, así me las dan. Ese fue un lote completo de copias que me vinieron a regresar”.

Le respondo que ni tanto, que apenas la semana pasada vi en su puesto que todavía había dos copias del Leviatán que no es Leviatán.

“Bueno, pues también este es un bisne. La seguimos ofreciendo aunque salgan malas, mucha gente cuando le sale mal una película le da hueva venir a regresarla. Te digo, esto es un negocio”.

No cuestiono a Dealer sobre su ética de trabajo, no lo veo necesario. La plática entre los dos ha iniciado porque le he escuchado decirle a un conocido que un contacto le había llamado para decirle que ya estaba a un minuto el operativo policiaco sobre el tianguis, cosa que al final no sucedió.

“Son mamadas. Yo creo que ese güey andaba pedo o drogado”.

Dealer, todavía un poco agitado, afirma que sus finanzas no aguantarían un operativo más, que tiene invertido todo su dinero en su arsenal pirata actual, y que un decomiso significaría la ruina económica total.

“Por eso te digo que no es fácil”, refrenda Dealer y se refiere a que hoy más que nunca hay tensión para el negocio con tantos elementos de la policía federal presentes y bien armados en la ciudad desde las pasadas elecciones federales.

“Te los encuentras rondando por todos lados y ya no sabes si vienen por ti o nada mas te están calando”.

Le pregunto a Dealer donde compra su mercancía, con quien, cuanto le invierte. Si de repente el que en muchos puestos piratas se encuentren atendiendo puros menores de edad, no es una medida protectora para no acabar en la cárcel en caso de un operativo policíaco sorpresivo.

Dealer me mira y me responde que veo muchas películas, que hago muchas preguntas y que si le voy a comprar algo que lo haga ahora o mejor lo deje trabajar.

Escojo una de Al Pacino, otra de acción en las profundidades de un océano y otra terror de zombies con Arnold Schwarzenegger.

Más tarde la computadora me marca la de Pacino como disco vacío. Empiezo a visualizar que película escoger cuando vaya a regresarla.