Mientras los hospitales públicos sufren colapsos sanitarios, comunidades indígenas bloquean carreteras para exigir atención, y la violencia persiste en regiones como la Sierra Sur y el Istmo, el gobernador Salomón Jara Cruz (@salomonj ) anunció que su gobierno analiza ampliar la Guelaguetza a una tercera función.
La justificación oficial: “el éxito” de la edición 93 de la llamada máxima fiesta de los oaxaqueños. En su conferencia matutina de ayer lunes, Jara presumió la alta afluencia turística nacional e internacional y aseguró que muchas comunidades han solicitado participar en el evento. “Vamos a ver si se pueden las tres funciones; pedí al Comité Intersecretarial que haga una consulta y valore la posibilidad”, afirmó.
¿Consulta o simulación?
El mandatario afirmó que el análisis se hará con sectores económico, social, periodístico y cultural. Sin embargo, especialistas señalan que este tipo de consultas suelen ser una formalidad para validar decisiones ya tomadas. “La cultura no puede medirse en número de funciones.
Convertir la Guelaguetza en una especie de feria continua debilita su esencia comunitaria”, advirtió un antropólogo consultado sobre el tema.
Fiestas en el discurso, rezagos en los hechos
Jara Cruz aseguró que las actividades del mes de julio se realizaron “en paz y armonía”, sin heridos ni conflictos. La afirmación contrasta con los reportes ciudadanos: derrames de aguas negras en el Hospital Civil, bloqueos en Tlacolula y protestas de organizaciones sociales.
Aunque no ofreció cifras, el gasto en la Guelaguetza suele superar los 100 millones de pesos, entre logística, promoción, montaje escénico y operativos de seguridad. En contraste, el sector salud continúa sin presupuesto suficiente para atender las demandas básicas, ” no tienen dinero para arreglar daños a la infraestructura”.
La cultura como espectáculo
El Comité Intersecretarial encargado de analizar la nueva fecha está integrado por Seculta, Sectur Oaxaca, SIPCIA y Sedeco. Todas responden a una lógica de promoción turística, no necesariamente de preservación cultural.
Mientras tanto, crece la crítica de que la Guelaguetza se ha desvirtuado: dejó de ser una ofrenda entre pueblos y se convirtió en un show con boleto numerado. La posible tercera función refuerza esa tendencia.
“Quieren una Guelaguetza más grande, pero Oaxaca necesita un gobierno más serio”.




















