El Lete Oaxaqueño

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Javier Chávez

Lete, en la mitología griega, era una divinidad nacida del Éride (discordia). Dentro del Hades, un río llevaba su nombre y, se creía, en las doctrinas antiguas sobre la reencarnación , que después de una estancia prolongada en el Hades, las almas bebían de sus aguas para perder todos los recuerdos de su vida anterior para entrar en un nuevo cuerpo.

Pasado el fervor de la máxima fiesta de las y los Oaxaqueños, la cotidianidad resurge en nuestra ciudad, y con ello, los graves e importantes problemas que la aquejan y que fueron maquillados por un par de semanas, por la algarabía y el color de la Guelaguetza, aún que, con toda esa miopia social que la fecha nos provoca, existen activistas y víctimas que aprovechan los ojos del mundo puestos en Oaxaca, para protestar ante tanta indolencia ¿Entendible, cierto?¿O acaso festeríamos igual si fueramos víctimas de alguno de los muchos atropellos en nuestro estado?

A la imagen deteriorada del gobernador Alejandro Murat, le llovieron protestas y reclamos, ejemplo claro fue el acto de resistencia expresado por la propia María Elena Ríos que desplegó una enorme manta ante un recinto al tope, con la frese “OAXACA FEMINICIDA”, la saxofonista le echo sal a esa herida que sigue sangrando y abriéndose más. De imediato el debate sobre el actuar de Elena Ríos no se hizo esperar.

Otro caso fue el desfile de delegaciones, que a su paso por la calles del centro histórico, una mujer audazmente le pide una foto al gobernador, cautivándolo con un cartel que decía “Oaxaca lo tiene todo”, ante la sonriente aceptación del mandatario, pronto se daría cuenta que, adiós cartel, la frase cautivadora había sido sustituida por otra que de menor honor: “666 feminicidios feminicides 2016-2022”; cartel que hacía alución a la deuda de Murat con las mujeres de Oaxaca.

Este miércoles volvieron la protestas por la ya añeja problemática del basurero, que si bien no es un problema meramente del gobierno estatal, la problemática afecta a más de un municipio que no encuentra respuestas de un gobierno estatal que no ha hecho nada por resolver la situación, que no debe minimizarse su complejidad, pero que no tampoco parecer existir voluntad por parte de las autoridades para solucionarlo, o por lo menos, involucrarse en ella.

Sin duda, cada día que pasa, las y los oaxaqueños regresamos a la realidad en la que vivimos, a esa realidad del mal gobierno que hemos tenido que soportar durante los últimos 6 años y, que hoy, está por irse, con esa frívolidad, mezquindad e ineficiencia, pero peleando por posicionar su imagen para seguir royendo lo poco que le queda al hueso priísta. Intentando no desgastarse y evadiendo las mayores responsabilidades posibles, presumiendo un modelo que poco sirve de ejemplo y dejando a la deriva a un Francisco Martínez Neri timorato, sin rumbo y sin plan, que solamente la va pasando y quien, a ocho meses de iniciada su administración, según la página oficial del municipio de Oaxaca de Juárez, solo cuenta con una sola convocatoria de obra pública ¿A ocho meses y una sola obra? ¡Es totalmente inverosímil! Con un servicio de limpia colapsado, sin rehabilitación de infraestructura urbana, ni mucho menos una nueva. Con una “Casa del Pueblo” que la trae bastante deteriorada.

Esperemos que la reacción de las aguas del Lete que nos dejaron estás recientes festividades, sea pasajera, para recordar a la moribuenda gestión de Alejandro Murat, cuando quiera dar el brinco a cualquier otro río.