Isonomía: ¿Quién ganó la polémica sobre aranceles?

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Alberto Alonso Criollo

El amago de imposición de aranceles a México es congruente con argumentos del Presidente Trump, cuya estrategia apela al miedo del electorado conservador y hasta racista de la sociedad norteamericana. Sin embargo, el desenlace generado en esta primera etapa del conflicto, en impecable proceso de lógica dialéctica, termino por volverse su contrario.

El presidente trump no mejora su imagen interna y hasta es posible que se haya deteriorado.

Por su parte, el presidente mexicano al tiempo que evade la crisis a un bajo costo; amplía su prestigio interno y, sobre todo, en el externo. En lo interno, la crisis pone al descubierto a todos aquellos que en un momento extremo, no se solidarizaron con el Presidente, simple y sencillamente porque les gana la víscera y no entendieron la importancia de solidarizarse con la causa mexicana. Y lo más importante, el prestigio de AMLO crece en el mundo.

En el Sun Tzu, se proclama “ La mejor estrategia es atacar la estrategia del enemigo”. Sintetiza Rafael Pérez en su “Estrategias de comunicación”. Tal vez, sin una formulación expresa, pero si la mesura, integralidad, el discurso de la pertinencia económica y del cierre de filas ante la agresión además de la apelación a los derechos humanos de los migrantes, articuló un poderoso discurso de AMLO que deberá contar por sus implicaciones en el electorado Norteamericano.

Negociar es conceder; no hay de otra. Nadie en su santo juicio se sentará a negociar; si no tiene nada que ganar y nada que perder. Nadie se sentará a negociar cuando se tiene la acumulación de fuerzas necesario para imponer plenas condiciones.

Con menor margen de negociación el gobierno de AMLO, logró su objetivo central: la no imposición de aranceles. El presidente Norteamericano no ganó en su objetivo central: sumar puntos a su imagen presidencial.

De acuerdo en que los resultados mediáticos de la resolución de la crisis, debían de estudiarse con mayor profundidad; pero se pone de relieve la enorme importancia de la comunicación con los respectivos electorados de México y Estados Unidos.

En el caso mexicano, la evidencia deja ver la aceptación de la política migratoria y de Libre comercio del Presidente. Ahora se comprende con claridad la enorme importancia de cultivar al electorado del país del norte. Ahí hay que meterse.

Los costos mexicanos, vía compromisos de detener o disminuir la inmigración a los Estados Unidos, y el papel con respectos a los solicitantes de asilo se palian con el fortalecimiento de agenda de Plan de desarrollo integral para Centro América y el mensaje de seguridad pública que reclama sobre todo la población mexicana en las fronteras. El país no ha tenido la capacidad de regular y contener las avalanchas migratorias que ya son masivas y crecientemente problemáticas.
Andrés Manuel sigue demostrando que es un proyecto sui generis de trascendencia histórica.

El presidente, Gran Comunicador, tiene de modo natural convicciones éticas y de compromiso con el bien público que maneja con prudencia y con realismo que al articularse facilitan su comunicación con la gente. En un entorno de altísimo densidad comunicacional, el presidente está construyendo un modelo de la argumentación que convence a propios y extraños.