El 1ro. de diciembre en México

0
196

 Antonio Moreno Castañeda

Inicio difícil el del gobierno de AMLO, el nuevo presidente de la república y su equipo tendrán que actuar con mucho tacto e inteligencia, al inicio de su gobierno, las torpezas de los gobiernos de Calderón Hinojosa y Peña Nieto fueron subordinando completamente al país a los intereses de Estados Unidos; México por su posición geopolítica siempre, en realidad, ha tenido que depender de una u otra forma de grandes potencias –primero España, después por un breve tiempo Francia y finalmente Estados Unidos-.

Sin embargo en buena parte del siglo XX el Estado mexicano tuvo una política exterior bastante aceptable, pues procuró tener cierto grado de autonomía en sus relaciones externas, no obstante contar con una extensa frontera con la principal potencia mundial del siglo XX y lo que va del XXI, sin embargo esto se fue terminando durante los últimos 12 años, llegando a una actitud completamente servilista durante el período en que Luis Videgaray fue canciller.

La iniciativa Mérida sirvió únicamente para fortalecer e incrementar la presencia de Estados Unidos en México y jamás combatió realmente el narcotráfico –como se suponía debería de haber ocurrido-; la reforma energética entregó el petróleo mexicano a las grandes petroleras transnacionales, casi sin ningún control por parte del Estado mexicano.

Una reforma energética tiene que estar muy bien pensada y estructurada, una pseudo – reforma energética, como la que propuso el presidente Peña Nieto y aprobó el poder legislativo, no resolvió los problemas de fondo del sector energético y si en cambio ocasionó nuevos problemas, siendo uno de los principales que el Estado mexicano no estableció mecanismos para regular, eficientemente, la extracción de petróleo por parte de las empresas privadas, a las que se les otorgaron concesiones, para la explotación del recurso natural en cuestión.

 Lo anterior provocó, de igual manera, que México perdiera su principal arma geopolítica: los recursos petroleros, los cuales prácticamente ya no maneja; si el nuevo gobierno mexicano de López Obrador desea recobrar la administración del mencionado recurso, lo mejor es que lo haga evitando enfrentarse a Estados Unidos, como bien lo ha dicho en el Dr. Alfredo Jalife: pues tocar los intereses de este último se “paga caro”, -como es el caso de Venezuela actualmente-.

En lo interno y en lo externo el gobierno de López Obrador tiene una gran cantidad de retos, primeramente reactivar la economía, pues los gobiernos priístas y panistas presumen, supuestamente, de “eficiencia y eficacia” en el manejo de este rubro, aquí cabe preguntarse ¿se es eficiente cuando la economía crece en promedio 2% o menos a lo largo de más de 30 años? ¿se ha sido responsable en el manejo económico cuando la alta burocracia creció enormemente durante los gobiernos federales panistas? –algo que por cierto el PAN criticaba cuando estaba en la oposición-.

 Los retos para el nuevo gobierno son, pues, muchos: desde enfrentar la corrupción, que el gobierno de Felipe Calderón agravó como nunca antes y quiso “disfrazarla” presentando un supuesto avance en esta materia que, obviamente, nunca existió; hasta los terribles retrocesos que deja el gobierno de Enrique Peña principalmente en materia energética y educativa.