Mascaras para tu selfie

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Por Rodrigo Islas Brito

La noticia del año, Facebook compra Masquerade, aplicación para celular con la que el usuario podrá manipular sus propias selfies y las de su amigos en esta red social, ya sea colocándole a esa chica que nunca le hizo caso el maquillaje del Guasón, o mezclando su selfie con los rasgos de una persona del sexo opuesto, que es lo se ha empezado a notar cada vez en las fotos de usuarias y usuarios mexicanos que acaban con caras de sensibles rockeros metaleros.

El filtro, según información del portal de noticias español Veinte Minutos, es capaz de “añadir efectos y filtros a las autofotos, así sean estáticas o en vídeo”.

El portal agrega además que el costo de la compra hecha gigante mundial de las redes sociales, liderado por su creador Mark Zuckerberg no ha sido revelado. Cita que según declaración publicada por Bloomberg Negocios, la empresa compradora Facebook asegura que, ha centrado su filosofía de contenidos en la construcción de herramientas creativas para su comunidad.

“Masquerade tiene una gran tecnología para ayudarnos a traer herramientas aún más creativas a Facebook y a ampliar las posibilidades en vídeo”.

Las selfies, a las que según algunos teóricos playeros califican como la lógica y cibernética evolución del narcisismo social y personal, son desde hace unos años una fiebre de red social que llegó para quedarse.

Chavos, chavas, chavorrucos, familias, niñas, niños, baby boomers, rockeros, hippies, generación X, emos, policías, maleantes, anónimos, estrellas de cine, youtubers, enemigos públicos, políticos corruptos, políticos populistas, políticos tarados, tecnócratas, abuelitas, enfermos terminales, perros inteligentes, han encontrado en la selfie ese añorada inmortalización a ese momento íntimo ,privado y público, de ese evento, viaje, relación, truene, maternidad, paternidad, cumpleaños, despedida, relación sexual, que sólo quieren conservar en la memoria.

En tiempos donde las generaciones más jóvenes nos informan que se llaman zetas y millennials, con redes sociales con conexiones cien por ciento globalizadas, en donde las fronteras entre memoria personal y memoria colectiva empiezan más que nunca a desdibujarse. En donde aquí ya no es que uno lo recuerde sino que lo recuerden todos.

En casi una década de inmediatismo donde la fotografía como arte cada día ha ido perdiendo cada vez más ese particular objetivo de conservar la memoria.

“Hoy en día todo el mundo puede sacar una foto, y con Internet entrando en diferentes aspectos de nuestra vida, el objetivo se ha transformado en mantenerse en el flujo de noticias”

Se publica en un estudio puesto en la red por el sitio de noticias RT, bajo el título de “Las selfies como una evolución social: seis teorías sobre el narcisismo contemporáneo”, entre las que destacan ver a la selfie como un “instrumento de humanización de la tecnología”, además de:

– “Mejorarse a sí mismo”, donde se habla de cómo “el neurobiólogo británico James Kilner realizó un estudio que indica un interés creciente de la gente hacia su propia cara. La ‘selfie’ en este caso es un instrumento de falsificación: después de sacar una foto, uno puede editarla y aproximarla a la imagen que uno cree más atractiva”.

-Y venderse socialmente, dónde se cita a Jennifer Ouellete, científica de California, “quien proclama que la ‘selfie’ es un análogo inmaterial de un souvenir, pues permite crear y conservar una imagen agradable de sí mismo y luego presentarla a la sociedad.”

Agregando que “en el mundo de la publicidad omnipresente y el marketing total cada persona corre el riesgo de identificarse como ‘un bien social’. Con los autorretratos editados se quiere elevar su valor, a veces sin darse cuenta de ello”.

Al final, siendo analíticos al que a la selfie ahora se le permita agregarle mascaradas, puede tener una gran variedad de connotaciones, desde la graciosa que significara que ahora cualquiera pueda ponerle a cualquiera el peinado y la papada de Carmelita Salinas”.

Hasta la seria y activista, lo cual amenaza con que en los próximos meses habrá una corriente en las fotos de perfil de las redes sociales con los colores del arcoíris, o de los colores de cualquier otra causa o fenomenología social se vayan acumulando.

El futuro está en las cuatros inmensas paredes de un red social pendiente por darle a sus más de 1500 millones de miembros, la aplicación que los mantenga tomándose fotos a sí mismo y contando que cantidad de número de likes puede lograr.