La matanza de Charlie Hebdo, desde adentro

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El pasado siete de enero de este año, en la sede parisina del semanario satírico francés Charlie Hebdo,  dos encapuchados con rifle de asalto en mano irrumpieron  asesinaron a doce personas, además de herir de gravedad a otras cuatro.

Los hermanos Cherif y Said Kouachi, abatidos semanas después en un enfrentamiento con la policía parisina en la que murieron cuatro rehenes, afirmaron haber realizado la matanza en respuesta a los supuestos ataques que el semanario había hecho en varias de sus portadas contra el profeta Mahoma  y el islam, como aquella de 2011 que mostraba a Charlie Hebdo besando a un musulmán en los labios con el titular “El amor es más fuerte que el odio”.

“En los últimos diez años, de 324 portadas de Charlie Hebdo solo tres hablaron del Islam, 19 del catolicismo y el cristianismo, y el resto  fueron críticas hacia la política interior francesa, la política internacional, la cultura y los deportes”.

Zineb El Rhazoui, periodista y miembro de la redacción del semanario, amenazada de muerte por el extremismo terrorista islámico, se encuentra en Oaxaca para hablar sobre la libertad de expresión.

“Para salir a comprar una baguette o un café tengo que consultarlo antes con las personas que me protegen, mis guardaespaldas”.

Relata en conferencia de prensa una Rhazoui notoriamente agitada. Su psique se nota arrebatada por la amenaza, mientras la chica traductora intenta concienzudamente seguirle el hilo.

La periodista de origen marroquí responde a aquellos que enarbolaron la frase “Yo no soy Charlie Hebdo”, aduciendo que el semanario se había  extralimitado en su burla al islam hasta límites persecutorios, que los datos anteriormente vertidos muestran que no es así.

“Los que dicen que Charlie Hebdo  estaba obsesionado  con atacar al islam, están acudiendo a una falsa propaganda para básicamente decir que ni Hebdo ni ningún otro periódico  en el mundo pueden hablar mal del islam”.

Razhoui recuerda que el terrorismo islámico envió en  2012 bombas molotov a la redacción del semanario, además de un sinfín de amenazas de muerte.  Y que en el 2015 ellos fueron a matarlos.

“Lo que la prensa no sabe o no quiere decir es que hemos tenido varios procesos legales contra la iglesia católica,  por publicaciones que ellos consideraron blasfemias”.

“Dibujos sobre padres pedófilos, y Jesús crucificado con dos bolsas de dinero en cada mano. Trabajamos en Francia y ahí tenemos el derecho de criticar la religión”.

La periodista precisa que el racismo en Francia no es una cuestión de opinión, es un delito.

“No tenemos el derecho de usar  la violencia contra una persona o grupo, ni el derecho de promover la difamación, ni de promover u n discurso de odio . Cualquier persona que viole esos derechos es condenado por la justicia parisiense. Nosotros nunca fuimos condenados”.

“Respondo que esa frase  de Yo no soy Charlie Hebdo esconde pretextos”.

Rhazoui afirma no saber en realidad a que se refieren con el término “musulmán”. Pues los musulmanes son un espectro que va desde  los hermanos Kouachi (que un día  decidieron rociar de fuego a sus compañeros de trabajo) hasta ella misma, nacida en una cultura islámica pero completamente atea.

“Me incluyó dentro de los seis millones de musulmanes en Francia.  ¿Así que que derecho tienen ellos (los terroristas) de hablar bajo nuestro nombre, si nosotros no los hemos elegido?”

“El islamismo es una creencia, entonces ¿porque en Francia tenemos el derecho de criticar la religión cristiana y no al islam?  Si se habla de aceptación e integración en Francia, el islam debe ser algo que se pueda tocar y cuestionar”.

Asegura que la religión musulmana ejerce un enorme poder coercitivo en gran parte del mundo.

“Mientras vivía en Marruecos mi persona y mi integridad estaba regida por el islam ¿Entonces porque a mí no me dan el derecho de criticar un poder que ya ejercía sobre mí una injerencia y me privaba de varios de mis derechos?”

Recuerda que el islam corta las manos en Arabia Saudita, y que ella en los personal no está en contra de las personas de ideología islamista, sino contra los extremos de su religión.

“Esto es señalamiento de periodista, no una opinión racista. Como feminista considero que el velo islámico es una marca de dominación de la mujer, es una ausencia de igualdad entre hombres y mujeres”.

Notoriamente emocionada  Zineb dice que no hace falta que todo el mundo sea Charlie Hebdo, pues “ser Charlie significa ser capaz de morir por tus ideas y eso no todo el mundo es capaz de hacerlo”.

Recuerda que el director de Charlie Hebdo, Stéphane Charbonnier “Charb”, y tres de los principales dibujantes del diario Cabu, Tignous y Wolinski, asesinados por los hermanos Kouachi hace casi diez meses, estaban en lista de las personas más amenazadas en el mundo por el grupo terrorista islámico Al-Qeda.

“Y no obstante no cambiaron su manera de dibujar  porque no podían haber hecho otra cosa. Los periodistas no debemos negociar con nuestra libertad editorial”.

“Hay otros medios amenazados en Francia y en el mundo. Hoy en día ya no se puede ir a Irak, , Siria o Nigeria a hablar sobre el islam. Hoy incluso mandar a reporteros hacia el interior de Francia es complicado”.

“Las mujeres tienen miedo de hablar del  aborto con un reportero, que en Francia es legal Se han organizado platicas con mujeres musulmanas donde llegan hombres musulmanes y buscan pelea”.

“No hablamos ni de Siria, ni de Irak, ni de una república bananera, hablamos de Francia un país donde nació la libertad y la democracia”.

Afirma que después del atentado de enero, medios informativos de Estados Unidos e Inglaterra también han tenido miedo en sus contenidos donde se habla del islam.

Cuenta que el semanario en el que trabaja comenzó a tener problemas con los islamistas desde el 2006. “Cuando volvimos a publicar caricaturas de Mahoma , decidimos publicar el dibujo por nuestro derecho a la libertad de expresión”.

“Ya fuera Mahoma o Nicolas Sarkozsy , o el Papa o cada uno de nosotros. Cualquiera puede ser caricaturizado”.

“Que hubiera pasado si todos los periódicos del mundo en ese momento hubieran publicado en ese la misma caricatura del profeta (Mahoma) ¿Acaso nos van a matar y erradicar a todos  los periodistas del mundo?”

“No debemos ceder a la amenaza ni al miedo. Si somos más el precio será más bajo”.

Zineb señala que sus compañeros desaparecidos también fueron asesinados por el silencio de la intelectualidad francesa.

Habla de que después de los atentados la redacción de Charlie Hebdo  respira psicosis y traumatismo, y que eso es normal.

“Siempre hubo una voluntad de continuar, porque nuestros amigos  y colegas que fueron asesinados fueron asesinados por nada”.

Cuenta que después de la ejecución de sus colegas los periodistas de Charlie accedieron a  una columna  en Le Monde, el diario más influyente de Francia, pues “había una gran cantidad de dinero en los periódicos después del atentado”.

“Pasamos a ser uno de los periódicos más pobres de Francia a ser uno de los más ricos. Pero este dinero no está en el bolsillo de los periodistas sino en la mano de tan solo dos accionistas”.

Sobre la casa refugio para escritores y periodistas perseguidos existentes en México y próximamente en Turquía, Zineb se pregunta “¿cómo puede haber una casa de refugio a periodistas en países donde las amenazas y los atentados a la vida de los mismos tiene uno de los índices más altos del planeta?”

Zineb recuerda la enorme cantidad de periodistas asesinados en México en los últimos años y el hecho de que en Turquía existan ya 70 periodistas encarcelados por llevar a cabo su trabajo.

Llama a tener cuidado en el discurso mediático de ambos gobiernos. “Gobiernos diciendo siempre que todo va muy bien”.

“En Marruecos el régimen nos dejo tener ciertas expresiones de libertada antes de aplastarnos a todos”.