No haríamos imágenes, si no creyéramos en ellas: LAPIZTOLA

0
189

“Tratamos de no perder el idealismo, con todo lo que está pasando es muy fácil perderlo. Pero lo que siempre tratamos es el pensar que era lo que estábamos haciendo al principio, antes que pensar el porqué se rompieron las cosas de alrededor.

Rosario Martínez, Roberto Vega y Yankel Balderas son Lapiztola, literal y metafóricamente. A raíz del movimiento social del 2006, los tres se unieron para crear este colectivo con la intención de hacer gráfica urbana, de protesta, con el esténcil como una repetición para tender diálogos, entendimiento y ojos bien abiertos.

“No es lo mismo pintar en una marcha en una protesta que hacerlo en el muro de una comunidad, en la marcha sabemos que lo van a quitar inmediatamente, así que tiene que ser algo que sea muy rápido y muy fuerte y directo .¡Un grito en la pared de diez segundos!”

Dice Martínez, quien responde a los porqués de esta pistola gráfica en una entrevista, en la que Vega complementa el punto.

“En la comunidad sabemos que la gente va a pasar y lo va a apreciar, que va tener un tiempo para ellos, que saben que es para ellos, que incluso se van a sentir orgullosos porque participaron en el mural”.

El colectivo se dedica a la serigrafía mezclándola a veces con el esténcil, y aunque en un principio su intención no era trabajar en las calles (“fue algo que fue encadenándose”) hoy presentan una pieza en una de las paredes exteriores del museo Belber Jiménez, donde incorporan una frase de que la activista asesinada durante el sexenio local pasado, Beatriz Cariño, dijo en un foro de derechos humanos en Dublín.

“Sembremos sueños y cosechemos esperanzas.” Cita Rosario mientras cuenta que la imagen de una niña indígena sonriendo vistiendo un huipil oaxaqueño fue ideada con la intención de hacer un llamado por el rescate de las raíces, por verlas sin miedo ni vergüenza, como una parte armónica de uno mismo.

Los entrevistados consideran que es despreciable que el activismo social muchas veces signifique que te maten o que te tengas que ir del país, al mismo tiempo que reflexionan sobre lo importante que ha sido para el colectivo dar talleres en las comunidades, trabajando y negociando con las propuestas de ambas partes.

“El trabajo de las imágenes es bien importante, cada quien aporta lo que sabe y lo que puede. Ahora se conocen más imágenes, por las redes sociales”.

Comenta Roberto y reflexiona sobre la diferencia que existe por ejemplo en las imágenes del 68 a las del movimiento 132, donde tal vez existieron más en el 68 pero que se difundieron más en el 132 a través de las redes sociales, con gente de todas partes aportando mucho más cosas

“Aunque también es cierto que luego no es verdad que con tanta información la gente este más informada de lo que está pasando. A veces te encuentras con gente que no solo no lo está, sino que te saca de onda el nivel en el que no lo está”.

Los tres integrantes del colectivo fueron a Londres, Inglaterra en febrero de este año a exponer en un Centro Cultural, en una expo organizada por la asociación mundial Global Justice.

“Ellos pensaban que íbamos a llevar cuestiones más enfocadas al campo en México, cuestiones más arraigadas. Al final decidimos hablarlo todo en una protesta de todo lo que estaba y está pasando en México y a ellos les pareció bien”.

Coincidió que el presidente Enrique Peña Nieto fue a Londres unos días después, siendo los esténciles de Lapiztola utilizados en las protestas en su contra.

“Nos decían que igual podíamos hacer piezas para vender, pero la verdad es que nadie va a querer tener un Peña Nieto en su casa”.

Reflexiona Rosario, mientras Vega afirma.

“Lo que a nosotros nos interesaba es que eso saliera, nos tomaron más en cuenta allá que aquí mismo. La gráfica que hicimos acá, la volvimos a hacer allá y resultó mucho más explosiva¨.

Roberto dice que Lapiztola es un arma gráfica, un disparo. “Las imágenes no van a hacer un cambio, pero pueden ser parte de”.

Lapiztola sigue chambeando en su taller, haciendo libretas y playeras para mantener avante al colectivo.

“En las marchas la gente lee las frases de las playeras y las ponen en la calle. Ya no usamos tanto las frases de alguien más, porque nos ha pasado que de repente crees en una cosa, pasa algo y todo se voltea”.

Unión y fuerza, es la frase que siempre le ha funcionado al colectivo.

“Muchas cosas se vuelven una mafia, como la cuestión de crear líderes que al final te desilusionan. Cosas que nos han llevado a decir, bueno si, vamos a romper con todo esto que estamos haciendo.”

Recuerda Rosario, mientras Roberto Vega explica.

“Pero a la vez no podríamos seguir haciendo imágenes, sino creemos en ellas”.

Los dos aseguran que Lapiztola ha tenido la oportunidad de conocer a mucha gente en el camino.

“Gente chida y gente no tan chida. Pero cuando te toca ver a la gente que está ahí, a pesar de lo que sea, haciendo lo suyo. No hay para atrás”.