Celebrarán tercera vela muxe en DF

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El colorido, la alegría y el simbolismo de las velas istmeñas, una festividad ancestral que devela lo más auténtico de la cultura zapoteca, llegará el próximo mes de julio al Distrito Federal en la Tercera edición de la Vela Muxe Guuchachi, una de las tradiciones con más arraigo en el estado de Oaxaca.

De orígenes tan remotos que llevan a reminiscencias prehispánicas, las Velas son fiestas nocturnas donde se bebe, come y baila; ofreciéndose comida, frutas y bebidas a los visitantes en una celebración que se realiza principalmente en los meses de abril y mayo.

En los últimos cuarenta años, por lo menos, las velas que se celebran en Juchitán, Oaxaca, ofrecen un atractivo adicional: la entrega festiva y alegre de la comunidad muxe que conjuga el orgullo de la homosexualidad, la creatividad, el servicio a los demás, el trabajo comunitario y el regocijo por la vida.

En todas y cada una de las Velas de Juchitán y sus alrededores, es posible apreciar el colorido y la majestuosidad de la creatividad muxe, desde los vestidos, la joyería y arreglos que lucen las mujeres, hasta los adornos de las calles y los carros alegóricos.

Pero lo mejor de todo se reserva precisamente para la Vela Muxe, la vela que la propia comunidad muxe celebra desde hace tres años también en la Ciudad de México.

obre los inicios de las Velas, escribió Fray Diego Duran, “celebraban la venida del agua (Atemostli), el descendimiento del agua del cielo, se ofrecían comidas particulares de masa y legumbres, se flagelaban en honor del Dios de la lluvia. Había este día (en diciembre del calendario actual), riguroso mandato de no dormir toda la noche, sino todos en vela (Ixtozoztli), que quiere decir todos en vela o alerta”.

Los zapotecas del istmo de Tehuantepec, a quienes la conquista española no alcanzó porque habían salido del Valle de Oaxaca, conservaron esta tradición que en Juchitán y sus cercanías adoptaron como nombres “Vela de la Ciruela”, “El Camote”, “El Lagarto” o estaban dedicadas a los oficios, a fechas históricas o a acciones políticas contemporáneas.

A raíz de la Conquista de México, la imposición de la religión católica llegó también a las festividades de la Vela con la incorporación de las imágenes de su santoral en el calendario indígena. Así, sustituyó la Vela del Maíz por la de San Isidro Labrador, la de La Lluvia por la de San Juan, y la mayor de ellas, la del patrón de Juchitán, San Vicente Ferrer, al inicio de la primavera.

De esa forma, el culto a la naturaleza y sus deidades se transformó en festejos religiosos católicos a los que, resistente como es, la cultura zapotecaincorpora su cosmovisión e idiosincrasia. La fiesta adquiere un sesgo sin igual, a las velas, cirios y veladoras que se ofrecen como una acción de gracias, se suman los trajes regionales, el colorido, la música, el baile, lo mejor de la hospitalidad oaxaqueña, gente cortés y gentil que gusta de compartir con los visitantes.

En una Vela, dice Mística, una de las de más connotadas activistas por los derechos de la comunidad muxe, se le hace honor a un santo, al patrón San Vicente se le hace la última vela en grande. “Una vela es un compromiso, por ejemplo, cuando se tiene un problema va una a ver a la virgen de Guadalupe y le dice: Virgencita tengo este problema, ayúdame y te haré una Vela.

“Es una fiesta que va uniendo a la sociedad, si uno promete hacer una Vela, hay amigos que se van comprometiendo y colaborando y de una fiesta pequeña se hace una muy grande”.

La Tercera edición de la Vela Muxe Guuchachi se llevará a cabo el próximo 4 de julio en el Salón Ícaro, ubicado en calle Amado Nervo No. 53 col. Agricultura. Informes al 5544618623 o 40408268.