Las tres opciones presidenciales

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Oswaldo García Jarquín

La suerte está echada, o para decirlo menos coloquialmente, para el 2018 solo hay tres candidatos que pueden aspirar al triunfo presidencial. En estricto orden alfabético son Andrés Manuel López Obrador, José Antonio Meade y Ricardo Anaya.

El primero representa a MORENA y su innegable fuerza en el electorado popular, el que representa mejor las esperanzas de un cambio necesario para que México camine por mejor vía, por la vía de la legalidad, la igualdad, la seguridad y el bienestar colectivo.

El segundo representa al PRI, o sea más de lo mismo, más del crecimiento mediocre de la economía, más de la pobreza y la desigualdad y más de la corrupción. En este caso no hay voluntad de cambio, solo promesas de un futuro imposible por tanto engaño y perversidad. En el fondo el candidato no es Meade sino Peña Nieto, su grupo y los intereses de las empresas trasnacionales que se apoderaron de nuestro recurso más estrategico: el petroleo.

Con el tercero del frente PAN-PRD-MC se encuentra uno con la simulación más descarada y cínica, la misma que hicieron Fox y Calderón, solo alternancia y no cambio verdadero. Representan ideologías contrarias y contradictorias que no podrán encontrar puntos en común con excepción de un discurso anclado en la demagogia y el engaño.

Para las aspiraciones e intereses del pueblo solo hay una opción y esta la encarna un partido: MORENA, y un candidato: LÓPEZ OBRADOR. El PT se ha unido a esta causa porque sabe que no hay de otra si se trata de darle un cambio a México. Es cuestión de supervivencia en un mundo agotado por el modelo de la globalización y la aparición de fenómenos cada vez más angustiantes: la desigualdad extrema, la pobreza endémica, el cambio climático y las transformaciones tecnológicas capaces de darnos un mundo mejor, pero secuestrado por élites voraces; en México, por la Mafia del Poder.

En este inicio de campañas el reto de López Obrador es darle la seguridad al electorado de que su triunfo es necesario y su proyecto político confiable, no importan la propaganda negativa que le hagan ni los esfuerzos por denostarlo y decir mentiras de él. El reto para Meade del PRI es remontar las desventajas con las que inicia por no ser priista y sacudirse la sombra de la complicidad con Peña Nieto, Fox y Calderón. Para Ricardo Anaya la tarea es más pesada, convencer a panistas y acompañantes de que hace política, que puede gobernar a pesar de su inexperiencia administrativa y los enemigos que ha hecho en su propio partido, al que ha destrozado y dividido.

México está en la encrucijada de su destino. Tiene tres opciones pero solo una es verdadera y no hay más que una ruta segura para cambiar, LOPEZ OBRADOR. Seguro.