El diseño gráfico cultural según Carlos Franco

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“Más que artístico, el diseño grafico debe ser creativo. Hoy toda va muy rápido. La tecnología también ha abierto una infinita gama de posibilidades. Antes con un cartel solo abarcabas el perímetro donde lo pegabas. Hoy ese mismo cartel lo puedes subir a la red y tu panorama se hace enorme”.

Panorama es la palabra que ha caracterizado el trabajo de Carlos Santiago Franco, diseñador gráfico quien prácticamente resignificó el diseño cultural en la ciudad de Oaxaca a principios de este siglo. 

Pero antes hay que hablar de Leer en línea, libro que ya está la venta y que Carlos ha presentado hace uno días, el cual que recoge una serie de dibujos que el diseñador realizó  de personas leyendo en una biblioteca  y  existiendo alrededor del embrujo de los libros

Venía haciendo desde hace tres años esos dibujos, un día Selva Hernández (artífice de Ediciones Acapulco)  me enseñó la colección que estaba editando con una maquina llamada Risograph (la cual funciona como si fuera una fotocopiadora y mantiene la impresión de libros económica, sencilla y rápida) y me invitó a trabajar con ella”.

“Le  mostré  lo que estaba dibujando  y el libro empezó a surgir. Esta colección tiene como peculiaridad que es muy libre en su manera de resolverse, no hay líneas ni reglas tan estrictas”.

Con quince años de diseñador grafico, Franco declara que el dibujo ha sido importante en su quehacer laboral.

 “No es que me haya dedicado exclusivamente a dibujar, han sido temporadas. Pero el dibujo siempre ha estado presente. Encuentro un tema  y me dedico entonces a explorarlo y hacerlo”.

“Cuando empecé a entender el diseño gráfico me di cuenta de que no era tan fácil como parecía. Como diseñador gráfico eres un intermediario entre una institución y una persona que viene a pedir que suceda algo en esa institución”.

Carlitos , como lo conoce casi todo el mundo , comenta que involucrarse en el mundo cultural al mismo tiempo que empezó a diseñar para sus eventos, no fue sencillo.

“Hay muchos discursos y situaciones de las  que hay informarse  y analizarlas antes de llevarlas a cabo. De plasmarlas, referenciarlas o explicarlas en un cartel”.

Franco recuerda uno de  sus primeros trabajos, el  extinto Cineclub El Pochote, donde a finales de 1999 el joven diseñador comenzó a diseñar la imagen de los programas de mano, donde venia detallada la programación de películas de cada mes.

“El reto era reflejar en el programa una imagen adecuada para la temática de cada ciclo. Por lo que platicaba con las personas que hacían la programación sobre los porqués de cada ciclo, que idea era la que conectaba a todas las películas “

“En el diseño gráfico es vital indagar y dialogar con los demás para que  surjan las ideas. De mi trabajo han sido cómplices muchas personas que me han dado claridad en todos los panoramas posibles”

Carlos Franco empezó  haciendo su servicio social el Instituto de Artes Graficas de Oaxaca (IAGO), de donde saltó a todos los institutos y esfuerzos culturales en los que el pintor Francisco Toledo o el filántropo Alfredo Harp tuvieron algo que ver.

El Pochote , el Centro Fotográfico Manuel Álvarez  Bravo, el Centro  de las Artes de San Agustín , el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), la Biblioteca Andrés Henestrosa  y la Biblioteca Infantil BS , tuvieron en los diseños Franco la imagen para sus eventos, exposiciones , lecturas , proyecciones cinematográficas , conferencias , conciertos  y un largo etcétera de los que ya ni su mismo responsable logra acordarse de cada uno.  

Surgió entonces, y a raíz del título de una entrevista que le hicieron por aquellos años su leyenda de Cacique del Diseño Cultural en Oaxaca, acepción que Carlos alucina, desprecia  y amenaza con demandar  a quien la use.

“Olvídalo, eso no lo voy a contestar” suelta Carlos, a lo que este reportero le pide que no se esponje.

 Se le explica al incróspito que sus carteles en un momento dado  llegaron a instaurar una imagen de la cultura en Oaxaca. Dónde el público y motivo de los eventos culturales socializaban con ellos  a través de sus imágenes.

“No lo tenía planeado, fue surgiendo poco a poco. Ayudó mucho que la gente que empezaba a dirigir las instituciones empezó a mirar algo de lo que hacía y me dieron la oportunidad de trabajar para ellos”.

“Hace quince años  no había tanta difusión de lo que era un diseñador gráfico, una carrera que no tiene muchos años de haberse creado. Ahora ya hay una cultura más grande de lo que es el diseño, pero hace quince años había muy pocos diseñadores y muy poca gente que se atreviera a hacer diseño gráfico como tal”.

“Algunos piensan que la computadora lo resuelve todo”.

Carlos rememora el contacto que entonces empezó a establecer con los prácticamente padres del diseño grafico mexicano, Rafael López Castro y Carlos Palleiro.

“Amigos y maestros con los que la vida me dio oportunidad de conversar. O con un diseñador generacionalmente más joven como  Alejandro Magallanes”.

“Cuando los empecé a conocer me dieron una visión muy importante de cómo trabajaban ellos el diseño. Fueron referentes y  sus puntos de vista se volvieron mis herramientas”.

“Cada diseñador le pone una característica a su trabajo. Tuve la suerte de que cuando comencé en el IAGO, este tenía entonces una  componente bastante libre y social”.

Sobre la marcada influencia del todo terreno Alejandro Magallanes en  su trabajo, Franco ataja con un “todos tenemos influencias en la vida”.

“Cuando  empecé a conocer a Alejandro me llamaba mucho la atención su manera para resolver sus carteles, con chistes, con ironía, con una visión en al que jugaba con elementos que aparentemente no tenían nada que ver con el evento a promocionar”.

“Pero con una imagen muy divertida  que era capaz de concentrar toda tu atención”.

“Alejandro me dijo un día, porque no haces la tipografía más fea del mundo y conforme vaya pasando el tiempo vas a ver qué vas a encontrar algo”.

“Hoy yo no volvería a hacer esas tipografías horribles, ni resolvería la imagen como la resuelve Magallanes. Estoy en otro tipo de búsqueda”.   

Franco puntualiza y reitera que el diseño grafico  no es arte sino  un vehículo para comunicar

“Pero hay cosas como las que hizo Tolouse Lautrec para el Moulin Rouge, que hoy ya son consideradas obras de arte por la trascendencia que tuvieron  y la solución plástica que él les dio”.

“Hoy el diseño gráfico ya está en todos lados, en internet ya hay una gran difusión de imágenes, que no se si todas hayan sido hechas por diseñadores”.

Franco diseña hoy proyectos e
ditoriales y catálogos para artistas visuales. Cuenta con tres magnas exposiciones  de sus carteles, e (hijo de una combativa profesora de la sección 22) opina que hoy frente a la política desastrosa, sangrienta y autoritaria que se multiplica en el país, el diseño gráfico se significa como un portal de entendimiento en las calles.

“A raíz de Ayotzinapa han salido  muchas imágenes que conmueven. El Diseño gráfico en ese sentido es un generador de representaciones que ayuda mucho a la gente a reflexionar o a entender que (diablos) está pasando”.

Si la penúltima palabra de esta declaración se encuentra entre paréntesis es porque Carlos Franco no la dijo. Carlitos jamás,  nunca, ni siquiera en el extravió absoluto de su característica sonrisa soltaría  un “qué diablos”.

Al menos claro que un amigo suyo no quisiera repararle el foco fundido de su cuarto en el que haciendo cuentas ya se ha quedado por más de una semana, como un ocupa cinicazo que no pide perdón sino que le den chance.

Pero esa, esa  ya es otra historia.